Las
dificultades que tenemos son pequeñas, y no van a durar siempre. Pero, gracias
a ellas, Dios nos llenará de la gloria que dura para siempre: una gloria grande
y maravillosa. (2 Corintios 4:17)
“Otra vez
volví a lo mismo. No puedo más. Ya esta vez digo basta. ¿De qué me sirve seguir
adelante si vuelvo a hacer lo que hacía”? Muchas veces nos preguntamos o
decimos esas cosas frente a las situaciones que debemos enfrentar día a día.
Cuantas más
caídas, más nos cuesta levantarnos. Cuanto más le fallamos a Dios, más nos
cuesta reconciliar nuestra relación con Él. Cuanto más pecamos, más alejamos el
amor que Dios nos tiene. Pero hoy déjame decirte algo, Dios en la biblia nos ha
tratado de decir una y otra vez: No te rindas.
Aunque
caigas, no te rindas. Aunque falles, no te rindas. Aunque peques, no te rindas.
¡Como Hijo de Dios se te ha dado el poder de superar todo lo que se te
presente! Tú me dirás claro que es más fácil decirlo que hacerlo. En mi corta
vida me he caído muchas veces, el enemigo disfrutaba verme mal porque eso es lo
que él busca, y llegó el día en que dije: No me voy a rendir.
Proverbios
fue el primer libro de la Biblia que leí, recuerdo que muchas veces leía
algunos versículos más de una vez. ¿Sabes por qué? Porque es un manual para
levantarte cuando caigas. Me ha enseñado que debía alejarme de las amistades
que no me hacían bien, de la gente mentirosa, alejarte de las cosas que te
están haciendo caer, de las cosas que están impidiendo que tu relación con Dios
crezca.
Hay un
proverbio en especial que llamó mi atención: No tiendas trampas al hombre
honrado, ni destruyas la casa donde vive. No importa cuántas veces caiga,
siempre se levantará. En cambio, el malvado cae y no vuelve a levantarse.
Proverbios 24:15-16. ¿Quién es el hombre honrado? Un hijo de Dios es. ¿Qué
quiere decir éste proverbio? Que la próxima vez que el enemigo quiera hacerte
caer, tú tendrás la autoridad de decirle: “Oye, no me tiendas trampas, no
trates de destruirme porque SOY un Hijo de Dios. No importa cuántas veces
caiga, SIEMPRE, SIEMPRE, SIEMPRE, me levantaré”.
En
Corintios Pablo nos dice, que las dificultades no durarán para siempre. Pero
GRACIAS a ellas, luego disfrutaremos de tener un lugar al lado de nuestro
Padre. Entonces, ¿Qué esperas para levantarte? Ya no es tiempo de decir “No
puedo más”, es tiempo de enfrentar al enemigo, hablarle con el poder que se te
ha dado y decirle: YA NO, YA NO TE METERÁS CONMIGO.
Si hoy
decides depositar tu confianza en el Señor y derramar delante de Él tu corazón,
la caminata se hará segura, firme e invenciblemente fuerte. Aunque tropieces,
aunque tengas obstáculos: ¡No te rindas! ¡Un hijo de Dios se cae 100 veces y se
levanta 101!
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