Prisioneros de esperanza

Retornen a la fortaleza ustedes prisioneros de esperanza; hoy les anuncio que les restauraré el doble de su prosperidad anterior. (Zacarías 9:12)

Como “Prisioneros de esperanza” debemos llenarnos de esperanza, la única esperanza que es Cristo Jesús Señor nuestro, pensar con esperanza, hablar de esperanza, vivir con fe creyendo.

La esperanza es el fundamento, es la base sobre la cual se ejerce la fe. Algunas personas tratan de tener fe después de que han perdido toda esperanza.

Niégate a perder la esperanza sin importar qué tan secos parezcan los huesos, y cuán muerta o desesperada pueda ser la situación o el problema, o qué tan prolongado sea.

Dios aún es Dios, y no dejará de serlo por lo que suframos o vivamos, Él no cambia, es el mismo de ayer, es el mismo de hoy.

Esta escritura nos dice que, si decidimos permanecer positivos y firmes y ser “Prisioneros de la esperanza”, Dios nos restaurará el doble todo lo que hayamos perdido.

He estado en tormenta, el Espíritu Santo me guío hasta ese pasaje de Zacarías, el cual ya había leído pero no preste atención.

En la Palabra se habla de tres situaciones: Huesos secos restaurados, muertos resucitados, y una enfermedad incurable sanada totalmente. Cada una de estas tres tormentas me ha mostrado que eran circunstancias imposibles para el hombre, para mí, pero para Dios todo es posible. (Mateo 19:26)

Dios quiere que aún en medio del dolor, de la situación que estemos pasando, lo busquemos a Él, y tengamos la esperanza de que en el momento justo, todo llegará.

No sé cual sea tu prueba, tu desierto, tu tormenta, pero sí te digo algo: Dios tiene el control total de tu vida, así como de la mía para manifestarse.

No busques a nadie, busca a Dios siempre, Él es el único que entiende tu situación y conoce lo que estás esperando; quizá no está cumplido aún, pero espera en Él.

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