Nos encontramos en ocasiones con situaciones difíciles,
que nos dejan quizá sin esperanza, sin escape, pero que al final todo termina
bien. ¿Alguna vez has estado en medio de
alguna situación sumamente seria, que ni tú mismo causaste, que pintaba muy
mal, pero que al final todo quedó bien?
Simplemente escribir y pensar en esas preguntas, me
hacen sentir nuevamente la angustia de varias escenas de mi vida en las que
pensaba que todo se derrumbaría. Me sentía sin confianza; creía que todo
acabaría, pero entonces algo sucedió, inesperado. ¡Fui perdonado! Recibí una nueva oportunidad, un nuevo comenzar
desde cero. ¡Ah, qué alivio, todo salió bien!
Esta paz que hoy siento me ha enseñado a ser agradecido
y cuidadoso, he aprendido lecciones para evitar nuevamente los fracasos, el
alivio del perdón me hizo más responsable.
Hablando acerca de nuestra relación con Papá Dios, el
panorama es el siguiente:
La mala noticia es que estamos en serios problemas: El
pecado nos ha condenado a estar separados de Dios por la eternidad.
“De hecho, no hay
distinción, pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios.”
(Romanos 3.22-23 NVI)
Es la peor noticia del mundo, pero algo inesperado
sucedió entonces, Jesús nos garantiza una buena noticia:
“Pero por su
gracia son justificados gratuitamente mediante la redención que Cristo Jesús
efectuó.” (Romanos 3.24 NVI)
Así es Dios de hermoso, por su Misericordia, no nos da
el castigo que merecemos. Por su Gracia nos da el perdón y una nueva esperanza
que no merecemos, ¡QUÉ GRAN ALIVIO! Todo va a salir bien, si nos tomamos de Él.
La gracia y la
misericordia de Dios hacen que caigamos de rodillas en gratitud y adoración.
La gracia
y la misericordia de Dios son
también la mejor motivación para vivir una vida de santidad y obediencia. ¿Quién quiere la desgracia, el dolor, la
humillación, la vergüenza, el fracaso, las heridas del pecado?
Toma un tiempo para orar de rodillas y darle gracias a
Dios por el sacrificio de Jesucristo, exprésale tu adoración y gratitud por su
gracia y misericordia.
Al levantarte de tus rodillas, no apagues el motor de tu
corazón y de tu mente, así podrás ver su gracia y su misericordia en lo que
eres y haces.
¿Estás atravesando
ahora una situación en la que necesitas gracia y misericordia?
¿Qué lecciones puedes aprender para tu
vida de obediencia?
Lee y memoriza la clave para tu nueva vida: “Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta
la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración
espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios.”
(Romanos 12:1 NVI)
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