Un día subió Jesús con
sus discípulos a una barca. -Crucemos al otro lado del lago- les dijo. Así que
partieron, y mientras navegaban, él se durmió. Entonces se desató una tormenta
sobre el lago, de modo que la barca comenzó a inundarse y corrían gran peligro.
Los discípulos fueron a despertarlo. -¡Maestro, Maestro, nos vamos a ahogar! -gritaron.
Él se levantó y reprendió al viento y a las olas; la tormenta se apaciguó y
todo quedó tranquilo. -¿Dónde está la fe de ustedes? -les dijo a sus
discípulos. Con temor y asombro ellos se decían unos a otros: ¿Quién es éste,
que manda aun a los vientos y al agua, y le obedecen? (Lucas 8: 22-25)
Iban en la barca pasando
al otro lado del lago, Jesús junto con sus discípulos. Mientras navegaban por aquellas
pacíficas aguas, Jesús se durmió. De repente se desencadenó una tempestad, las
aguas golpeaban con gran ímpetu aquella vieja barca, tal que los discípulos
comenzaron a agarrarse de lo que podían. La barca se movía de un lado a otro,
los relámpagos y truenos acongojaban las débiles almas de estos hombres.
Pero estando en medio de
la tormenta recordaron rápidamente que con ellos iba Jesús, Su maestro. Sabían
que Él tendría una solución a lo que estaba ocurriendo y lo despertaron
diciendo “¡Maestro, Maestro, que
perecemos!”. Inmediatamente Él despertó, se levantó del lugar donde
descansaba, y tranquilamente reprendió al viento y a las olas; y cesaron, y se
hizo bonanza.
¿¡Lo puedes creer!? Imagínate
a los discípulos afligidos creyendo que morirían, y Jesús simplemente se
levanta y dice unas cuantas palabras inmediatamente, regaña al viento y detiene
la tormenta.
Es impresionante cuán grande es nuestro Dios. ¿Qué
tormenta estás pasando que crees que destruirá tu barca? ¿Qué truenos y
relámpagos están afligiendo tu alma?
Sí, es verdad que Jesús
se quedó dormido en medio de la tormenta, pero Él nunca abandonó la barca. Sí,
lo leíste bien, ¡NUNCA ABANDONÓ LA BARCA!
Es necesario que muchas
veces te enfrentes solo a las tormentas,
y que pienses que no saldrás de ellas, eso tiene que ocurrir. Es más tu fe te
falla en esos momentos, pero es ahí donde tienes que recordar que: ¡JESÚS NUNCA
ABANDONA LA BARCA!
Él simplemente descansa
esperando el momento en el que tú acudas a Él. Aprende que no tienes que dudar,
pues en esas tormentas Él siempre estará
contigo. Y tranquilamente se levantará, callará
los vientos y detendrá la tormenta, para que tú llegues sano y salvo a la orilla.
http://www.facebook.com/pages/Tu-Unica-Alternativa/194021963941574
http://www.facebook.com/Tuunicaalternativa
No hay comentarios:
Publicar un comentario