“Por nada estéis
afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda
oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo
entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”.
(Filipenses 4:6-7)
Es normal
que como seres humanos, cuando viene un
problema a nuestra vida la primera reacción que tengamos sea de aflicción. Sin
embargo, sabemos que ante todos estos problemas tenemos una esperanza y es la de entregar todas nuestras situaciones a
Dios a través de la oración.
Nuestras
peticiones tenemos que entregarlas a Dios de una manera constante, no sólo
basta con manifestarle a Dios una vez nuestro problema, debemos en todo momento
pedirle a Dios por esa situación difícil por la que estamos pasando y a la vez
darle gracias porque un propósito perfecto hay detrás de esa dificultad.
Al
nosotros recurrir a la oración cuando estamos atravesando por situaciones
difíciles, su paz que es inexplicable dará consuelo a nuestros corazones
afligidos y a su tiempo veremos la
respuesta a cada una de nuestras peticiones. Pero debemos ser constantes en
nuestra oración, porque muchas veces Dios permite situaciones difíciles en
nuestra vida para que nos demos cuenta que necesitamos de Él y que solamente Él
es nuestra única alternativa a cada uno de nuestros problemas.
No nos rindamos
ante las situaciones difíciles. Tenemos
un Dios que es poderoso y que su amor hacia nosotros es más grande que
cualquier otra cosa. Él escuchará cada una de nuestras peticiones con
atención y su propósito se cumplirá en cada uno de sus hijos.
“¿Y quién de vosotros, por ansioso que
esté, puede añadir una hora al curso de su vida?” (Mateo 6:27)
“Y por la ropa, ¿por qué os preocupáis?
Observad cómo crecen los lirios del campo; no trabajan, ni hilan.” (Mateo 6:28)
“Por tanto, no os preocupéis, diciendo: ¿Qué
comeremos? o ¿Qué beberemos? o ¿Con qué nos vestiremos.” (Mateo 6:31)
“Por tanto, no os preocupéis por el día
de mañana; porque el día
de mañana se cuidará de sí
mismo. Bástele a cada día sus propios problemas.” (Mateo 6:34)
Si Dios nos manifiesta que tiene el control total de nuestra vida y lo
que nos pide es que oremos y que tengamos fe en Él, ¿Por qué hemos de estar
afanosos?
Debemos tener plena confianza en Dios, ya que todo lo que Él hace es
perfecto.
Si bien es cierto, como seres humanos tenemos emociones, pero no
debemos dejar que esas emociones nos lleven a dudar de Dios. Nuestra confianza siempre debe estar puesta
solo en Él.
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