Jesús continuó diciendo a sus discípulos: “Yo soy la vid verdadera, y Dios mi Padre es el que la
cuida. Si una de mis ramas no da
uvas, mi Padre la corta; pero limpia las ramas que dan fruto para que den más
fruto. Ustedes
ya están limpios, gracias al mensaje que les he anunciado. Si ustedes se mantienen unidos a mí, yo me mantendré
unido a ustedes. Ya saben que una rama no puede producir uvas si no se mantiene
unida a la planta. Del mismo modo, ustedes no podrán hacer nada si no se
mantienen unidos a mí. El discípulo que se mantiene unido a mí, y con quien
yo me mantengo unido, es como una rama que da mucho fruto; pero si uno de
ustedes se separa de mí, no podrá hacer nada. Al que no se mantenga unido a mí, le pasará lo
mismo que a las ramas que no dan fruto: las cortan, las tiran y, cuando se
secan, les prenden fuego. Si ustedes se mantienen unidos a mí y obedecen todo lo
que les he enseñado, recibirán de mi Padre todo lo que pidan. Si ustedes dan mucho fruto y viven realmente
como discípulos míos, mi Padre estará orgulloso de ustedes. Así como el Padre me ama a mí, también yo los
amo a ustedes. Nunca dejen de amarme. Si obedecen todo lo que yo les
he mandado, los amaré siempre, así como mi Padre me ama, porque yo lo obedezco
en todo. Les
digo todo esto para que sean tan felices como yo.Y esto es lo que les mando: que se amen unos a
otros, así como yo los amo a ustedes. Nadie muestra más amor que quien da la vida por
sus amigos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que les
mando. Ya no los
llamo sirvientes, porque un sirviente no sabe lo que hace su jefe. Los llamo
amigos, porque les he contado todo lo que me enseñó mi Padre. Ustedes no
fueron los que me eligieron a mí, sino que fui yo quien los eligió a ustedes.
Les he mandado que vayan y sean como las ramas que siempre dan mucho fruto.
Así, mi Padre les dará lo que ustedes le pidan en mi nombre. Esto les
ordeno: Que se amen unos a otros.”
(Juan 15:1-17)
Jesús sabe que sus verdaderos discípulos desean vivir
vidas productivas, abundantes y llenas de gozo. En este pasaje menciona cuatros
características predominantes de un discípulo en crecimiento.
1) Un discípulo permanece cerca de su maestro.
Jesús nos anima a permanecer en Él (versículo 4-5).
Esto significa que uno se mantiene firme en una posición.
Quiere decir que tu relación con Jesús ha echado raíces profundas,
permitiéndole llenar cada parte de tu vida y de tus actividades diarias.
Si mantienes esta comunión con Dios, el resultado será un
cambio completo en tu estilo de vida.
2) Un discípulo es fructífero.
Así como una rama sólo puede tener fruto cuando está
unida a la vid, nosotros podemos llevar fruto sólo cuando extraemos nuestra
fuerza de Jesús (Versículo 6,16).
La Biblia describe el fruto del cual habla Jesús, como
amor, alegría, paz, gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control propio.
(Gálatas 5:22)
3) Un discípulo obedece a su Maestro.
Otra señal muy clara de que eres discípulo de Cristo, es
tu obediencia a los principios y las normas halladas en su Palabra, La Biblia
(Versículo 10).
Entonces y sólo entonces, descubrirás lo que significa
vivir en el amor de Dios.
4) Un discípulo ama a los demás.
Jesús nos dio el mayor ejemplo de amor, al dar su vida
por nosotros. Y en esencia nos está pidiendo hacer lo mismo. Aunque no
necesariamente significa que muramos por otros, sí significa que debemos poner
las necesidades de otros antes de las nuestras.
En el versículo 11 hallamos la razón por la cual Jesús
nos enseñó ese principio: Él desea que estemos llenos de gozo. Si tratas de
hallar la felicidad buscándola por sí misma, te eludirá.
El único modo de hallar felicidad es a través de la
búsqueda de Dios. Si el orden de prioridades de tu vida es como Jesús lo ha
expuesto en estos versículos, entonces desbordarás de gozo.
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