A
los que buscan la paz entre las personas, Dios los premiará dándoles paz y
justicia. (Santiago 3:18)
Hoy en este
devocional, no quiero hablar tanto de ti, sino hablar de quienes te rodean.
¿Has pensado en que los demás tienen sueños y anhelos como tú? ¿Has pensado que
quizás a veces necesitan un abrazo y una palabra de aliento, como tú?
Como
humanos, nos preocupamos más por nosotros mismos que por los demás, pero
debemos recordar y hoy quiero recordarles, que la Biblia nos enseña a
preocuparnos por los demás. Claro que es importante enfocarse en nuestra
relación con Dios, pero también es importante mantener relaciones sanas con las
personas.
El versículo
de allí arriba dice que, si buscamos la paz, recibimos paz. Si a veces nos
encontramos atormentados, ¿será porque no estamos mirando a nuestro alrededor?
Quizás alguien tiene una palabra de aliento para ti, o tú para esa persona. La
paz entre las personas, es demostrar el amor de Dios.
Esto no es
sencillo de conseguir, ya que siempre habrá contiendas, envidias, celos,
chismes; pero si tienes al Espíritu Santo en tu corazón, hay algo que cada vez
que haces algo malo a alguien te dice “pídele perdón, busca la paz, deja el
orgullo, restaura la relación”.
Demostrar interés en los demás, demuestra que somos
verdaderos cristianos
Santiago
3:17 nos da más en detalle el comportamiento de un verdadero cristiano: “En
cambio, los que tienen la sabiduría que viene de Dios, no hacen lo malo; al
contrario, buscan la paz, son obedientes y amables con los demás, se compadecen
de los que sufren, y siempre hacen lo bueno; tratan a todos de la misma manera,
y son verdaderos cristianos.”
Si en
verdad conocemos a Dios, sabemos que debemos cuidar a nuestros hermanos.
Debemos dar aliento y ánimo cuando es necesario, quizás debemos callar y sólo
escucharlos, o tal vez debemos corregirlos y ganarnos su enojo momentáneo.
“Hijos
míos, no debemos limitarnos a decir que amamos, sino que debemos demostrarlo
por medio de lo que hacemos.” (1 Juan 3:18)
Seremos recompensados por Dios y por los demás
En Hebreos
6:10 también es claro el mensaje: “Dios es justo, y nunca olvidará lo que
ustedes han hecho, y siguen haciendo, para ayudar a su pueblo elegido. De esa
manera, ustedes también demuestran que aman a Dios.” Dios no olvida lo que
hacemos por los demás. Él toma nota de cada acción de compasión que tenemos
hacia los demás. ¿Por qué? Porque es la forma más visible de demostrar que
amamos a Dios.
Lo más
bonito de todo, es que cuando demostramos amor, recibimos tarde o temprano,
amor. Cuando tú estás ayudando a alguien o interesándote por alguien sin ningún
interés, estás automáticamente abriendo cielos a tu vida. Porque no sólo la
persona te devolverá cariño, sino que el Dios del universo recompensará al hijo
que cuida de sus hermanos.
Si debemos ayudar, ayudemos hoy, no mañana
“Si alguno
está alegre, alégrense con él; si alguno está triste, acompáñenlo en su
tristeza.” (Romanos 12:15) “No te niegues a hacer un favor, siempre que puedas
hacerlo. Nunca digas: ‘Te ayudaré mañana’, cuando puedas ayudar hoy.”
(Proverbios 3:27-28) ¿Cuántas veces negamos nuestra ayuda a los demás, y
cuántas veces la damos?
No te
sientas mal si te estás dando cuenta que has fallado. Todos le hemos fallado a
alguien, pero antes que todo a Dios. Jesús nos dijo “ámense los unos a los
otros”. No es un amor humano, es un amor divino el que Cristo mencionaba. Es
aquel que a pesar de que no conozcas al hermano que se sienta al lado tuyo en
la iglesia, tengas el corazón suficiente para abrazarlo si ves que llora. Ese
es Dios en medio de dos almas.
La paga de Dios es proporcional a lo que tú das
“Denles a
otros lo necesario, y Dios les dará a ustedes lo que necesiten. En verdad, Dios
les dará la misma medida que ustedes den a los demás.” (Lucas 6:38) Como dice
cierta frase “si no te gusta lo que recibes, fíjate en lo que estás dando”. A
veces debemos examinarnos para ver si en verdad estamos demostrando a los demás
el amor de Dios, o nos estamos enfocando en nosotros mismos.
Pon todos
estos puntos en oración a Dios. Pídele perdón si le has fallado, y ten más
compasión por tu prójimo. Recuerda, no debes ser así sólo con los cristianos,
tu familia y amigos no cristianos, necesitan del amor de Dios. Sólo
demostrándoselos es que los acercarás al Señor. Recuerda que tú también eres el
“prójimo” de alguien, lo que tú hagas, eso harán contigo.
Todos
necesitamos una palabra de aliento, un oído, un hombro donde apoyarnos; sé tú especial
para alguien. Que Dios te bendiga.
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