Zorobabel,
no hace falta que seas poderoso, ni necesitas un gran ejército; lo único que
necesitas es mi espíritu. Yo soy el Dios todopoderoso, y te aseguro que así es.
(Zacarías 4:6)
Las
armas de esta generación de jóvenes, deben ser la oración y la fe.
Los
cristianos somos tan incrédulos aún. No tomes a mal lo que te estoy diciendo, pero
sí es cierto que no somos al cien por ciento como quizás lo eran los hombres de
fe del antiguo y nuevo testamento. Me imagino a Abraham sacrificando a su hijo,
Moisés cuarenta años en el desierto, José creciendo en familia ajena, Pablo
soportando las contras de ser cristiano, y en verdad me doy cuenta que lo que
ellos tenían, y a nosotros nos falta, es una fe constante.
Fe
constante, sin pausas, sin detenimientos, sin dudas, Fe de la más pura y real.
Si muchas veces Dios no responde nuestras peticiones, es porque espera que le
creamos mucho más de lo que lo hacemos. Eso lo he probado por experiencia
propia.
He
atravesado valles en mi vida en los cuales sentía que Dios me había dejado
sola, quizás no acordándose de mis oraciones. Pero cuando comencé a buscarlo
más, a crecer más espiritualmente, la respuesta de Dios fue inmediata. Te
sorprenderías lo que pudieras hacer con un poco más de fe.
En el
versículo de allí arriba, era un ángel hablándole a Zacarías de parte de Dios,
diciéndole que Dios había escogido a Zorobabel para que estuviera a Su
servicio. No sabemos mucho de la historia de este hombre, pero sí tenemos unas
palabras claves: No hace falta que seas poderoso, ni necesitas un gran
ejército, lo único que necesitas es mi espíritu.
¡Amén! Qué
increíble es saber, que no necesitamos armas, poder político, dinero, posición
en este mundo para ser victorioso, simplemente necesitamos al Espíritu de Dios.
Necesitamos creerle más a Dios.
Si tan sólo
fuésemos más crédulos, nuestras palabras serían poder de Dios. Si estás
atravesando una situación difícil, o si hay algo que estás anhelando, háblale
en el nombre de Jesús. Háblale a tu problema, háblale a tu necesidad, ponla en
manos de Dios.
La Biblia
dice que si nuestra fe fuera siquiera tan pequeña como un grano de mostaza, con
sólo decirle a una montaña “Muévete” se movería. Con tan sólo una palabra.
¿Podemos entender? El poder de Dios se manifiesta a través de las personas que
tienen fe. Sus vidas impactan cuando viven por fe. Sus testimonios son tan
tremendos que contagian el cristianismo.
¿Contagian?
Tengo la certeza de que el cristianismo es muchas veces por contagio. Ver a una
persona atravesar tantos problemas, y que siempre esté sonriente, que siempre
la veas avanzar. Ver a alguien que te dice “Todo estará bien” en cada momento
difícil. Es algo que contagia, ese es el cristianismo que debemos vivir.
Esta
generación debe hacer un cambio. Nosotros los jóvenes y no tan jóvenes, debemos
ser ejemplo para los incrédulos e incluso ejemplo para los cristianos. Que los
demás vean en nosotros a Cristo. La oración y la fe, actúan según cuánto tú le
creas a Dios. Es tiempo de cambiar.
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