“Идете, прочее, научете всичките народи, и кръщавайте
ги в името на Отца и Сина и Светия Дух.” (Матей 28:19)
“Ale fè disip pou mwen nan tout nasyon, batize yo nan non
Papa a, Pitit la ak Sentespri a.” (Matye 28:19
)
“Andate dunque, e fate discepoli di tutti i popoli,
battezzandoli nel nome del Padre e del Figlio e dello Spirito Santo” (Matteo
28:19)
“Yejhua ica, tej, xhuiyan imanyan nochi on
tlalticpactli, niman xquinmachtican nochimej on tlacamej para yejhuamej no
nonomachtijcahuan yesquej. Xquincuatequican ican itoca noTajtzin, niman ican
itoca on iConetzin, niman ican itocatzin on Espíritu Santo.” (Mateo 28:19)
“Therefore go and make disciples of all nations, baptizing
them in the name of the Father and of the Son and of the Holy Spirit.” (Matthew
28:19)
No importa el idioma en el que
hables. No importa la latitud en la que vivas. No importa tu color de piel. No
importa tu edad. No importa si eres hombre o mujer. Jesús nos dejó un mandato
claro en Mateo 28:19 “Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.
Pero, ¿Por qué
discípulos? Porque tenemos que enseñar la salvación. Tenemos que enseñarle a la
gente quién es Jesús. La gente debe aprender que Dios es un Dios real. La gente
debe tener claro que a Jesús lo tienen que hacer su Señor.
Pero nosotros, los
hijos de Dios, debemos tener claro también quién es Dios, cómo debemos predicar
y a quién tenemos que predicar. Debemos predicar la salvación que Jesús vino a
ofrecer. Jesús no vino a ofrecer carros, ni casas, ni millones de dólares.
Jesús vino a predicar la promesa del Padre para nosotros: La salvación.
Ya no prediquemos
cosas que no son bíblicas. Ya no hablemos de un Dios que si lo haces tu Señor,
Él te dará el carro que sueñas, la casa que sueñas, etc., no digo que Dios no
te pueda bendecir, pero eso no es lo que Jesús vino a predicar.
Entreguemos toda
nuestra vida a Dios. Rindámonos a Dios por completo. En Dios no hay medias
tintas. En Dios o eres su hijo o no eres su hijo. Dios puede perdonar tus
pecados si haces a Jesús tu Señor. Eso es lo que la Biblia dice, eso es lo que
la Biblia manda.
Debemos enseñar el
Señorío de Jesús y la Soberanía de Dios. Si no se enseña el Señorío de Jesús,
¿A quién estás predicando? ¿Sobre qué estás hablando?
Mis queridos
hermanos, Dios es soberano. Si Él quiere puede sanarte, tenerte con la
enfermedad o llevarte a su presencia. Parece ilógico, parece que no es Dios,
pero ese es mi Dios. Un Dios soberano y el Señorío de Jesús. La gracia de Dios
de eso está compuesta: Del Señorío de Jesús y la Soberanía de Dios. Eso tenemos
que enseñar. En resumidas cuentas, el temor de Dios.
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