Pues
cuando Jesús murió, abrió la cortina que nos impedía el paso. Pero ahora Jesús
está vivo, y por medio de él podemos acercarnos a Dios de un modo nuevo y
distinto. (Hebreos 10:20)
Los seres
humanos, tenemos distintas formas de comunicarnos entre nosotros. Muchas veces
nos escribimos correos, nos comunicamos a través de las redes sociales,
hablamos por teléfono o personalmente.
Sin
embargo, a la hora de hablar personalmente con alguien, muchas veces no lo
hacemos directamente. Es decir, ¿Alguna vez te ha pasado de decirle a un
amigo/a “Oye, dile a Fulanito/a que le envío mis saludos”? o decirle “Si lo ves
a Fulano dile que luego necesito pedirle un favor”.
Con Dios
nos sucede algo parecido, déjame explicarte. A lo largo del Antiguo Testamento,
podemos ver los siguientes nombres: Moisés, Josué, Samuel, David, Isaías,
Jeremías, Daniel. La lista es larga, ¿Te resultan conocidos estos hombres? Sí,
ellos eran “profetas”.
Los
profetas eran hombres escogidos por Dios, para hablar a Su pueblo por boca de
ellos en Su nombre (Lucas 1:70). Dios se comunicaba con su pueblo de un modo “indirecto”,
comunicaba su mensaje a través de estos hombres para que, quienes no eran
profetas, conocieran la voluntad de su Dios.
Dios viendo
que su pueblo le desobedecía y llegado el tiempo, decide enviar a su propio
Hijo a este mundo (Gálatas 4:4). Cristo vino a salvarnos, a establecer una
nueva comunicación entre nosotros y su Padre. “Pues cuando Jesús murió, abrió la cortina que nos impedía el paso. Pero
ahora Jesús está vivo, y por medio de él podemos acercarnos a Dios de un modo
nuevo y distinto” (Hebreos 10:20).
Ya el
mensaje no nos iba a llegar por medio de profetas, nos iba a llegar por medio
de su propio Hijo. Ahora tenemos una comunicación DIRECTA con nuestro Dios.
Cristo es el único que puede llevarnos al Padre, Él es el Camino. (Juan 14:6). “Porque Cristo no entró en el santuario hecho
por seres humanos, que era sólo una copia del santuario verdadero. Cristo entró
en el cielo mismo, y allí se presenta ante Dios para pedirle que nos perdone”
(Hebreos 9:24).
Sepamos
aprovechar esta comunicación directa que tenemos con nuestro Dios. No hagamos
como con nuestros amigos y digamos “Oye, dile a Dios de mi parte…” ¡Ya no! Ve
tú mismo hacia Dios por medio de Cristo, no tengas miedo, anímate. Él está
esperando de ti UNA AMISTAD SINCERA.
“Por eso, mantengamos una amistad sincera con
Dios, teniendo la plena seguridad de que podemos confiar en él. Porque Cristo
nos dejó limpios de pecado, como si nos hubiera lavado con agua pura, y ya
estamos libres de culpa. Sigamos confiando en que Dios nos salvará. No lo
dudemos ni un instante, porque él cumplirá lo que nos prometió.” (Hebreos
10:22-23)
Esta semana
en mi país fue el “día del amigo”. Y me puse a pensar, ¿A quiénes debo
agradecer realmente? ¿Quién ha estado conmigo en todo momento? Claro que en la
tierra tenemos muchas amistades terrenales, pero dentro de mí vive el mejor
amigo que jamás imaginé tener: Jesucristo. Atrévete a tener una relación de
amistad, de amor, de confianza con nuestro Dios. Él jamás te fallará, jamás te
decepcionará y recuerda: fue el único que dio la vida por ti.
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