¡Alabemos
a nuestro Dios! ¡Démosle gracias porque él es bueno! ¡Él nunca deja de amarnos!
Que lo repitan los israelitas: ¡Dios nunca deja de amarnos! Que lo repitan los
sacerdotes: ¡Dios nunca deja de amarnos! Que lo repitan los que adoran a Dios:
¡Dios nunca deja de amarnos! Perdida ya toda esperanza, llamé a mi Dios, y él
me respondió; ¡me liberó de la angustia! Dios está conmigo: no tengo miedo.
Nadie puede hacerme daño, Dios está conmigo y me brinda su ayuda. ¡Estoy seguro
de ver la derrota de los que me odian! Vale más confiar en Dios que confiar en
gente importante. (Salmos 118:1-9)
David repite varias
veces, “¡Dios nunca deja de amarnos!”. Dios nunca deja de amarnos, Dios nunca
deja de amarte.
Vivimos en un
tiempo donde Dios nos da la oportunidad de recibir su amor, el tiempo de la
gracia. Dios es real, no es un cuento, es fiel, es verdadero y tiene un
precioso plan para cada uno de nosotros.
Lo más emocionante
en la vida es conocer de Dios y tener una relación diaria con Él. El amor de
Dios no es como el de tu novio o novia, no es como el de tu papá o tu mamá,
amigos, estén en casa o no estén en casa, estén contigo o no lo estén.
El amor de Dios es
el que perdura para siempre. Es el que nos sostiene en medio de las
dificultades, Su amor nos hace confiar en Él. Cuando vienen temores a nuestra
vida, nos damos cuenta que el amor de Dios echa fuera todo temor, también ese
amor nos enseña a refugiarnos en Él, aunque vengan los problemas ya sean de salud,
económicos, emocionales, Su fiel amor nos sostiene porque Él es nuestro
ayudador.
Aún en medio de los
enemigos, David expresa en este pasaje que Dios le dio la autoridad para
derrotarlos. Así mismo, en nuestra vida, Dios nos ha dado como hijos suyos la
autoridad de derrotar a nuestros enemigos.
Nosotros no tenemos
lucha contra carne y sangre como lo tuvo David con enemigos físicos, nuestra
lucha hoy son contra enemigos espirituales, huestes de maldad, pensamientos
contrarios a la voluntad de Dios que muchas veces nos hacen pensar que Dios no
está de nuestro lado.
Cada día nos
enfrentamos a esos gigantes, pero ¿Cómo podemos alcanzar la victoria sobre
nuestros enemigos? Quiero animarte a que pongas en práctica la autoridad y la
confianza en el ÚNICO Dios ¡Esa es la clave!, quien a través de Su fiel amor
nos ayuda a vencer a esos enemigos que tenemos.
¡Corre a sus brazos
hoy! Él nunca ha dejado de amar y nunca dejará de hacerlo, no tengas duda pues
Su amor es incomparable, pero perfecto. Él quiere ser tu amigo, tu padre en
medio de todo en tu vida.
Decide rendirte a Él
y darle todo el control de tu vida, Él no te quiere ver derrotado, ni abatido.
Él quiere verte en VICTORIA porque Sus hijos son más que vencedores por medio
de Él.
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