martes, 31 de julio de 2012

La gloria sólo a Dios


“Pero a todos los que creyeron en él y lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios. Ellos nacen de nuevo, no mediante un nacimiento físico como resultado de la pasión o de la iniciativa humana, sino por medio de un nacimiento que proviene de Dios.” (Juan 1:12-13)

Hay tantas religiones que hoy en día siguen pensando que nosotros, los seres humanos, podemos hacer algo para lograr ser salvos. Pero la Biblia es muy clara y enseña que el que nos escoge para salvación es Dios, no somos nosotros los que escogemos ser salvos.

Si comenzamos a plantear que nosotros escogemos ser salvos, que podemos hacer algo para ser salvos, es cuando la altivez llega a nuestra vida porque pensamos que, por buenos, Dios nos ha regalado la salvación.

No hay nadie sobre este mundo que pueda decir “Yo soy lo suficiente bueno para ser salvo”, nadie. Todos en este mundo, como seres humanos, lo único que merecemos es la muerte y por ende la condenación. No podemos ser capaces de jactarnos de algo bueno delante de Dios.

Debemos entender que nosotros, antes de conocer a Dios, estábamos destinados a la perdición, a la muerte, a la condenación, no éramos nada: el mundo nos tenía de menos, despreciados, ignorados, hechos a un lado, a pocos o nadie le interesábamos. Pero ahora que Dios nos ha llamado a salvación, somos hijos del gran Rey. Somos hijos de Dios, hijos de Dios y como tales debemos de vivir. Algo que debe de quedar claro, es que Dios nos ha llamado a salvación, nosotros no hemos hecho nada para merecer esa salvación.

Así que no depende del que quiere ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. (Romanos 9:16)

Creemos más bien que somos salvos por la gracia del Señor Jesús, de la misma manera que ellos también lo son.” (Hechos 15:11)

Siendo justificados gratuitamente por su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús”. (Romanos 3:24)

Aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia habéis sido salvados).” (Efesios 2:5)

Podría citarte más versículos para que entendieras que la salvación no es por obras, ni tan siquiera la merecemos. La salvación es por la gracia soberana de nuestro Dios. No hay más que darle la gloria a Dios por la salvación que nos ha regalado.

Ya no nos jactemos por algo que nosotros no hemos hecho, ni podemos hacer nada. La salvación es gracias al sacrificio de nuestro Señor Jesús en la cruz. Estudia la Biblia, cree la Biblia y vive la Biblia. Dios te bendiga.


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lunes, 30 de julio de 2012

Empleo espiritual



Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. (Marcos 16:15)

Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones. (Mateo 28:19)

Muchos de nosotros tenemos responsabilidades y obligaciones a lo largo de la semana. Tareas en casa, en la iglesia, reuniones, algunos deben de ir a trabajar, otros deben de ir al colegio o a la universidad, pero todos tienen alguna responsabilidad u obligación.

Estas actividades, sin embargo, están determinadas para un grupo de personas específicas. Es decir, tú no verás a un niño de 12 años trabajando en una oficina, ni verás a una mujer de 40 años cursando la primaria de una escuela. Por lo tanto, si tú tienes 12, 13 o 15 años, es posible que tengas responsabilidades similares a las de alguien de tu misma edad. Y si tienes, 25, 30 o 40 años, también seguro tendrás obligaciones similares a las de alguien de tu misma edad.

Pero ¿Qué pasaría si te dijera que hay una actividad que pueden tener todos en común? ¿Qué pasaría si te dijera que puedes compartir el mismo empleo con alguien que no sea de tu edad? El aviso publicitario de este empleo, diría así:

¿Estás buscando empleo? ¿Quieres recibir un buen sueldo? ¿Quieres estar contento con el trabajo que hagas? ¡Aquí está la solución!

Requisitos: Confesar que Jesús es tu Señor y Salvador (Romanos 10:9-10). Reconocer que eres pecador (1ra Juan 1:9)

Edad: ¡No hay límites de edad! Pues en la Palabra dice <TODO AQUEL...> (Romanos 10:9)

¿De qué trata el empleo? Se trata de:

*Ser luz: “Vosotros sois la luz del mundo… y alumbra a todos los que están en casa” (Mateo 5:14-15); y andar en luz “Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.” (1  Juan 1:7)

*Permanecer en Cristo: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.” (Juan 15:5)

*Amarnos: “Esto os mando: Que os améis unos a otros.” (Juan 15:17)

*Alejarse de las cosas del mundo: “¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.” (Santiago 4:4)

*Predicar el evangelio: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.” (Marcos 16:15)

*Y otras tareas más: “Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración; compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad. Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis. Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran.” (Romanos 12:10-15)

¿Cuál es el sueldo? ¿Cuánto es lo que se te pagará? Se te pagará con:

*VIDA ETERNA: “De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.” (Juan 6:47)

*BENDICIONES Y JUSTICIA: “El recibirá bendición de Jehová,
Y justicia del Dios de salvación.” (Salmos 24:5)

*PROTECCIÓN: “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.” (Isaías 53:5)

*SALVACIÓN “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.” (Lucas 19:10)

¿Acaso puedes resistirte a este empleo? ¡Yo no puedo resistirme! Trabajar para Dios, sin dudas es el mejor empleo que tú puedes tener. Así que ve, contagia a todos de la alegría de trabajar para Él, invítalos, cuéntales lo que recibirán, ¡Nadie podrá resistirse!, ¿Acaso hay algo mejor que Cristo? No, no lo hay.

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domingo, 29 de julio de 2012

Un pecado sí hace la diferencia


Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. (Hebreos 12:1 NVI)

¡Todas esas personas están a nuestro alrededor como testigos! Por eso debemos dejar de lado el pecado que es un estorbo, pues la vida es una carrera que exige resistencia. (Hebreos 12:1 TLA)

Desde pequeña he practicado muchísimo deporte. Mi mamá era deportista y se ve que era un “asunto de sangre” el que me llevaba a querer hacer cualquier clase de actividad deportiva. Hacía natación a los dos años, patín a los 5, fútbol, handball, basketball, hockey y un sinfín más. Mi favorito fue el vóley (o vóleibol, en el cual mi mamá se destacaba), lo practiqué por 7 años.

A la edad de 11 años me lesioné un tobillo jugando al fútbol con mis hermanos, pero no fue nada grave. Y al año siguiente comencé a jugar vóley para un club, sin ninguna complicación física, hasta que me volví a lesionar el tobillo y no me importó. Hice la rehabilitación y continué jugando. La última semana del torneo que llevábamos (yo ya tenía mis 18 años), entrenábamos para el partido final. Eso definiría la posición que quedaríamos en la tabla. El día anterior al partido, entrenando me lesioné el mismo tobillo de siempre. Me puse hielo, me recomendaron reposar hasta el día siguiente, pero yo quería seguir entrenando, y lo hice. Para no hacerte más larga la historia, ¿Qué sucedió? Al otro día me levanté sin poder caminar, con mi pie totalmente hinchado y me perdí estar en el equipo en el último partido del torneo.

Y qué tiene que ver lo que te acabo de contar, con Dios, me preguntarás. Y en el versículo de allí arriba está más que claro: el pecado es un estorbo en la carrera espiritual. Mi tobillo fue un estorbo para mi deporte, me prohibía dar mi cien por cien y es hoy en día que me trae complicaciones. Muchos cristianos “dejan pasar” un pecado porque lo consideran pequeño, no se arrepienten y creen que así pueden seguir corriendo la carrera de la fe.

Debemos poner resistencia al pecado, tenemos que tratar de no decirle “sí” a la tentación, cuidarnos, hacer reposo en la Palabra de Dios, porque amigos, el pecado nos traerá consecuencias.

Nos desanimamos cuando Dios nos pone obstáculos en la carrera, pruebas. Le decimos “¿Por qué a mí?”. Si nosotros le preguntamos eso, cuánto más tendría que haberle preguntado Jesús, quien subió a una cruz para que tú puedas correr esta carrera con seguridad. “Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo.” (Hebreos 12:3 NVI)

Las pruebas que tenemos, no tienen comparación alguna con las que Cristo padeció y aún así nos debilitamos. Lo entiendo, somos humanos, nos duele, somos pecadores, fallamos, pero te recuerdo que tenemos un Dios sobre toda imposibilidad que vino a fortalecerte para que no tengas que andar cojeando de una pierna en la carrera por culpa del pecado. “En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre. Y ya han olvidado por completo las palabras de aliento que como a hijos se les dirige: Hijo mío, no tomes a la ligera la disciplina del Señor ni te desanimes cuando te reprenda.” (Hebreos 12:4-5 NVI)

Aprendamos a correr la carrera hacia la Salvación como Dios manda. Busquemos santidad, es difícil decir que NO al pecado, pero quien ama a Dios, aborrece el pecado. Que no te suceda como a mí, que por creer que “podría hacerlo”, me perdí el último partido. Que no nos suceda, hermanos, que por creer que un pecado no hace la diferencia, por creer que podemos solos, perdamos la vida bendecida que Dios nos promete. Corre la carrera para la gloria de Dios.

Por tanto, renueven las fuerzas de sus manos cansadas y de sus rodillas debilitadas. Hagan sendas derechas para sus pies, para que la pierna coja no se disloque sino que se sane.” (Hebreos 12:12-13 NVI)

Por todo eso, no debemos dejar de confiar totalmente en Dios. Si la vida es como una carrera, y ustedes tienen ya cansadas las manos y débiles las rodillas, cobren nuevas fuerzas. Corran por un camino recto y parejo, para que el pie que esté cojo se sane y no se tuerza más.” (Hebreos 12:12-13 TLA)

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sábado, 28 de julio de 2012

Poder sanador


Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. (Hechos 10:38)

El hombre anda oprimido por el enemigo y es debido a sus enfermedades, situaciones financieras, problemas familiares, problemas almáticos, ataduras de pecado, depresión, frustraciones, decepciones, etc.

Todas las situaciones en nuestra vida nos oprimen y son las que no nos dejan avanzar en todas las áreas de nuestra vida, nos estancan, nos alejan de la presencia de Dios y nos apartan del propósito Dios.

Pero quiero decirte que Jesús apareció precisamente para destruir las obras del enemigo ya que Él es el mismo de ayer, hoy y de siempre. Él anda entre nosotros haciendo todo lo que ve hacer al Padre.

¡Jesús te busca para sanarte! Tú puedes preguntarte hoy “Si yo no estoy enfermo… ¿Qué me va a sanar Dios?” Hay dos cosas que Dios quiere sanar:

SANAR TU CORAZÓN

El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca. “Porque de la abundancia del CORAZÓN habla la boca.” (Lucas 6:25)

El corazón del hombre determina lo que cree, lo que piensa, lo que habla y lo que hace. La palabra “tesoro” en griego es “tesauros” y significa “almacén”; teniendo esto en cuenta, podemos afirmar que el corazón es el almacén donde se guarda o se almacena todo lo que entra en nuestras vidas.

Por tanto, el corazón es el origen o fuente de todo lo que sale del hombre y el almacén de todo lo que entra, por tal motivo nuestro corazón debe sacar y expulsar todo aquello que no te permite avanzar. Jesús quiere sanarte de complejos, baja autoestima, aquello que no te permite avanzar, Jesús quiere sanarte de heridas del pasado, ataduras de pecado, ira, odio, rencor, amargura, dolor, traición, rechazo, depresión, envidia, egoísmo, lascivia, lujuria, abusos , confusión, fracaso, etc.

El corazón alegre hermosea el rostro; mas por el dolor del corazón el espíritu se abate.” (Proverbios 15:13)

Un cristiano cautivo anda enojado, amargado, pero los que estamos sanos somos felices. Por eso ves a la gente quizá danzar, cantar y gritar para Dios.

SANAR TU CUERPO

Hay un refrán muy popular que dice: “Mente sana, cuerpo sano”, pero hoy te digo: “CORAZÓN SANO, CUERPO SANO”.

Mas Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por su llaga fuimos nosotros curados.” (Isaías 53:3)

En la cruz del calvario a través de la sangre del Cordero de Dios somos libres de toda enfermedad y el único que puede hacer un milagro creativo o de sanidad en tu cuerpo se llama Jesús. El diablo nos engaña con enfermedades y nos ataca para matarnos, pero Jesús ya venció por ti y si tú hoy crees, puedes ser sano.

Recorría Jesús las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos y predicando el evangelio del reino, sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.” (Mateo 9:35)

Muchas situaciones, circunstancias adversas en nuestra vida, se deben a que muchas veces tenemos muchas cosas guardadas en nuestro corazón. Por ese motivo Jesús quiere que seas libre, quiere sanarte y quiere que testifiques del Poder de Dios que Liberta a sus Hijos.

Date la oportunidad de experimentar un poder sanador.


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viernes, 27 de julio de 2012

Todo es para Dios


Así que piensen con claridad y ejerciten el control propio. Pongan su esperanza en la salvación inmerecida que recibirán cuando Jesucristo sea revelado al mundo.  Por lo tanto, vivan como hijos obedientes de Dios. No vuelvan atrás, a su vieja manera de vivir, con el fin de satisfacer sus propios deseos. Antes lo hacían por ignorancia,  pero ahora sean santos en todo lo que hagan, tal como Dios, quien los eligió, es santo. Pues las Escrituras dicen: “Sean santos, porque yo soy santo”. (1 Pedro1:13-16)

Para poder pensar con claridad y ejercitar el control propio, es necesaria la oración y la lectura bíblica. Sin ellas dos, ninguno de los dos puntos que narra el texto se puede lograr.

Sigo sin entender la razón por la que nos seguimos jactando cuando logramos un objetivo o somos altivos como hijos de Dios, son dos cosas que me causan un choque y que contradicen toda la Biblia.

Un hijo de Dios no puede ser altivo, de ninguna manera. Puesto que lo que tenemos lo tenemos por la gracia soberana de nuestro Dios. De igual manera, no podemos venir a ser petulantes, ya que la salvación es inmerecida, entendamos que nosotros no podemos hacer nada para ser salvos.

La salvación se nos regala, por la gracia soberana de nuestro Dios. Nosotros como seres humanos, antes de reconocer a Jesús como Señor y Salvador, lo único que merecíamos es la muerte y la condenación eterna. Pero, Dios en su soberana gracia, mediante Su hijo Jesús, nos ha escogido para ser salvos. Nosotros no somos capaces de hacer absolutamente nada para poder ser salvos.

Debemos entender que como seres humanos a Dios no le agradamos, puesto que somos pecadores, somos seres que hacen cosas abominables delante de Dios, por ende no podemos agradar a Dios. Antes de proclamar a Jesús como nuestro Señor y Salvador, éramos insensatos, ciegos, impíos, etc. Pero, gracias a la esa hermosa gracia soberana de nuestro Dios, ahora que Él nos ha escogido, somos sus hijos.

Como hijos no tenemos nada de qué jactarnos, absolutamente nada. Dios no se deleita, ni se alegra en nosotros los seres humanos que nos hemos arrepentido. Dios se deleita en lo que Su hijo Jesús hace en nosotros. ¿De qué hemos de jactarnos? De nada, de nada y de nada. Es así de simple.

Por medio de Cristo, han llegado a confiar en Dios. Y han puesto su fe y su esperanza en Dios, porque él levantó a Cristo de los muertos y le dio una gloria inmensa” (1 de Pedro 1:21). Lo único que nosotros podemos hacer, es darle la gloria a Dios por todo lo que en nuestra vida sucede. Ahora bien, si en realidad decimos darle la gloria a Dios por todo lo que en nuestra vida sucede, ¿Por qué seguimos siendo petulantes y altivos? La razón es fácil: Porque en nuestro corazón aún existe el sentimiento que nosotros somos los que logramos las metas en nuestra vida y que “somos buenos” por eso Dios nos bendice. Mis hermanos, ni una ni otra, Dios bendice por Su enorme misericordia y todo lo que tenemos, lo tenemos gracias a Él.

Basta de vivir un evangelio del diente al labio, es momento de vivir el evangelio para la gloria de Dios. Pero, para ello debes orar, leer, creer y vivir la Biblia. Dios te bendiga.

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jueves, 26 de julio de 2012

Pidiendo ayuda y sabiduría


Él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros profetas; a otros, evangelistas; y a otros, pastores y maestros. (Efesios 4:11)

Hace cuatro años había comenzado en mí un deseo de conocer más de la Biblia. Como adolescente, estaba pasando una etapa difícil.

No tenía tantos amigos cristianos ni conocía mucho de Dios. Quería saber lo que la Biblia decía del pecado porque tenía dudas acerca de lo que yo estaba haciendo y necesitaba claves para vivir mejor.

En ese momento mi oración constaba únicamente de una larga lista de pecados que tenía que confesar. No entendía muchas de las cosas que la Palabra decía y descubría opiniones encontradas.

Luego de un momento de desesperación, todo comenzó a cambiar. Encontré que Dios sí es la respuesta a todas las preguntas, porque Él ha dispuesto la Palabra para revelarse a nosotros, es sólo que debía de buscar ayuda de otros y sabiduría de Su Espíritu.

Dios ha puesto entre nosotros personas que son capaces de enseñarnos, pero nosotros tenemos que buscarlos con inteligencia, diferenciando los distintos dones que existen en la iglesia.

El Espíritu de Dios puede hablar a través de personas que nos aclaran lo que la Biblia dice y nos muestran cómo aplicarlo a nuestras vidas.

Yo le doy gracias a Dios porque Él respondió a mis preguntas. Aún estoy aprendiendo, y la oración resulta esencial para saber buscar personas que nos ayuden y compartan su sabiduría espiritual con nosotros.

En nuestra vida debemos tener apóstoles que nos guíen, profetas que nos hablen personalmente de parte del Señor, evangelistas que siempre nos recuerden el precio de la cruz, pastores que nos cuiden y maestros que nos enseñen a caminar como Jesús.

¿Con qué líderes de la congregación puedes conversar acerca de tus preguntas espirituales? ¿Tienes personas que te amen y se preocupen por ti, a las que puedes acudir en momentos de confusión? ¿Cómo te aseguras de tenerlas?

Demos gracias a Dios porque nos ha dado a conocer la verdad a través de Su Palabra.


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miércoles, 25 de julio de 2012

Oración, no preocupación


La bendición de Dios es riqueza que viene libre de preocupaciones. (Proverbios 10:22)

Si estás preocupado es porque tal vez has perdido el enfoque de la situación que estás atravesando.

Nosotros, como hijos de Dios, atravesaremos por muchas pruebas a lo largo de nuestra vida. Pero Dios nos dijo que en ninguna de ellas estaríamos solos. Él en su Palabra nos prometió “estar con nosotros donde quiera que vayamos”. (Josué 1:9)

Tenemos que aprender a no perder el enfoque. ¿Qué significa esto? Significa no olvidarnos que nuestra meta es Jesús. Cuando ponemos nuestros ojos en Él, todas las cosas que atravesemos serán insignificantes comparadas con lo que nos espera.

Pero si perdemos a Jesús de nuestra vista, las preocupaciones empezarán a hacerse más y más grandes.

¿Has perdido el enfoque? ¿Estás preocupado? Vuelve a fijar tu mirada en Dios. Dice el proverbio que su bendición es riqueza. Cuando nosotros nos alineamos con el propósito que Dios tiene en nuestras vidas, Él comienza a bendecirnos.

Y es allí cuando sucede que las preocupaciones que antes teníamos nos comienzan a resultar pequeñas. Y es que nosotros como humanos, ¡nos preocupamos por cosas que no merecen preocupación sino oración! “Ay esta chica no me devolvió la camisa que le presté hace una semana”, “Pues este hermano me debe tanto dinero si vieras…”, “Sí, he estado con gripe toda la semana ore por mí hermano, hermana”.

Las cosas merecen oración, no preocupación para así conseguir la bendición de Dios. Nuestro Señor siempre está dispuesto a bendecirnos, pero debemos fijar nuestros ojos en Él. Vamos, tú puedes hacerlo. Si has estado preocupado o preocupada por algo, pon tus ojos en el cielo y deja que Dios te llene de la única riqueza que vale: Su bendición.


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martes, 24 de julio de 2012

Son como oro


“En todo tiempo ama el amigo; y el hermano para la angustia es nacido.” (Proverbios 17:17)

Ahora cambiaré un poco el sentido de las palabras y me referiré más a un aspecto devocional, con respecto a los amigos.

Un joven, un día, se acercó a una persona pidiéndole que lo apoyara en un grupo de crecimiento para jóvenes, ese chico con mucho gusto aceptó el reto y pusieron en marcha el proyecto.

Comenzaron a trabajar juntos, a invitar personas, a realizar las reuniones, a conocer nuevas personas, a convivir más, en fin se hicieron muy buenos amigos. Pasados los días hubo razones por las que el grupo tuvo que cerrarse. La amistad siguió, pero un poco distante.

En fin, ambos seguían platicando, pero no como antes. Pasaron muchos meses, hasta que uno de los chicos tuvo que emigrar hacía un país muy lejano del cual vivía. Eso colaboró para que la amistad se alejara mucho más y mantuvieran poca comunicación. Pero, cuando charlaban, las pláticas eran muy extensas, entretenidas y colmadas de bromas, como dos grandes amigos.

Lamentablemente, hubo algunos meses que no pudieron charlar. Al ver que los días pasaban y que el joven que había emigrado no daba señales de él, se preocupó; pero nunca contó con una terrible noticia: El joven estaba en coma en un hospital. Eso destrozó el corazón del muchacho que estaba en su país natal, impotente por estar lejos, recurrió al arma más poderosa, la oración.

Pasaron las horas y nadie le daba noticias del amigo que había emigrado hacia otro país. Hasta que luego de dos días, le dieron la noticia que su amigo había muerto. Eso destrozó su corazón e impotente sólo quedo sentado frente al monitor de su computadora sin saber qué decir o hacer.

Efectivamente, es mi caso. Este devocional lo escribo con mucho dolor en mi corazón, pero aceptando la voluntad soberana de mi Dios. Mis palabras no son para demostrar nada como humanos, sino para que no cometas el mismo error que he cometido yo. No descuides a tus amigos, ámalos como si fuera el último día que los verás, bromea con ellos como si nunca los volverás a ver.

Es verdad mi buen amigo, ahora está con nuestro Señor, en Su reino. Pero, no deja de doler la pérdida de uno de tus seres queridos.

Ahora, ya no pierdas más el tiempo con discusiones absurdas con tus amigos. Ámalos tal cual ellos son, valóralos, respétalos, cuídalos, diles la verdad cuando algo esté mal, felicítalos cuando hagan algo sorprendente, ríete con ellos, bromea hasta más no poder. Pero, sobre todo, valora cada segundo de vida que tienes al lado de ellos, puesto que puede ser el último.

Los amigos son regalos que nuestro Dios nos brinda. Anda, ya no estés molesto con tu amigo, habla con él, pídanse perdón si están molestos y sigan esa hermosa amistad que Dios les ha regalado, mañana puede ser muy tarde. Dios te bendiga.


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lunes, 23 de julio de 2012

¡Ganemos la batalla!


Si alguno sufre por ser cristiano, no debe sentir vergüenza, sino darle gracias a Dios por ser cristiano. (1 Pedro 4:16)

El hecho de defender nuestra fe no es algo que nos sucede “alguna que otra” vez, es algo que nos sucede todos los días. No se trata de defenderla ante un ateo, un católico, un mormón, un testigo de Jehová o un budista; sino de defenderla ante el diablo, defenderla ante el Reino de las Tinieblas.

Es cierto que hay distintas “religiones”, “sectas” o como quieras llamarlas; pero entiende que todas y cada una de ellas están engañadas por el mismo enemigo: Satanás. La única verdad no es una religión, es Jesús. Las únicas leyes que debemos seguir, son las de Jesús.

El dios de este mundo ha cegado la mente de estos incrédulos, para que no vean la luz del glorioso evangelio de Cristo, el cual es la imagen de Dios.” (2 Corintios 4:4) Es claro que cuando sufrimos por ser cristianos, no es porque “un ateo” se burla de nuestra fe, sino porque Satanás quiere debilitarnos. No sufrimos porque nuestra familia nos rechaza por ser cristianos, sufrimos por verlos engañados.

Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales.” (Efesios 6:12 NVI) ¿Muy complicado de entender? Así lo entenderás mejor: “Porque no luchamos contra gente como nosotros, sino contra espíritus malvados que actúan en el cielo. Ellos imponen su autoridad y su poder en el mundo actual.” (Efesios 6:12 TLA) Hay muchos corazones ciegos, hay gente fría, engañada, que te decepcionará, te fallará, murmurará contra ti. ¿Ha eso de amargarte? ¡NO!

Hasta aquí, el devocional parece como si no hubiera esperanza, pareciera que ser cristiano es lo peor que pudiera sucederte. Pero eso es lo que te ha creer el diablo, eso es lo que el enemigo quiere que creas para caer. ¿Sabes qué? La Biblia dice lo contrario. La Biblia promete infinidad de bendiciones para aquel que sigue a Cristo. Y no sólo eso, sino que ya nos da la seguridad que toda batalla la tenemos ganada en el nombre de Jesús. Él venció en la cruz.

Porque el que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo.” (1 Juan 4:4) Entendamos que si sufrimos por ser cristianos, debemos de dejar que Dios se ocupe; Él es el poderoso, no nosotros. No nos rindamos en la guerra espiritual, si persistes ya tienes la victoria asegurada.

¿Crees que no tienes con qué luchar? Déjame decirte: “Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas.” (2 Corintios 10:4 NVI) “Es verdad que vivimos en este mundo, pero no actuamos como todo el mundo, ni luchamos con las armas de este mundo. Al contrario, usamos el poder de Dios para destruir las fuerzas del mal, las acusaciones y el orgullo de quienes quieren impedir que todos conozcan a Dios. Con ese poder hacemos que los pecadores cambien su manera de pensar y obedezcan a Cristo.” (2 Corintios 10:3-5 TLA)

No somos nosotros los que luchamos, es Dios a través nuestro. No son nuestras palabras las que deben de salir en medio de una discusión con un incrédulo, sino las palabras de Dios. “Zorobabel, no hace falta que seas poderoso, ni necesitas un gran ejército; lo único que necesitas es mi espíritu.” (Zacarías 4:6) Sólo necesitamos a Dios hermanos, hermanas.

Entendamos que seguir a Cristo es lo más increíble que puede sucederte. No te rindas, la guerra espiritual está ganada, sólo debes persistir. Sí, claro que duele. Yo tengo todos los días que defender mi fe en mi propia familia, pero cuando Dios me dice que calle lo hago, y cuando me dice que hable lo hago. El nombre de Jesús está antes que el mío. ¡Ganemos la batalla! Que Dios te bendiga.


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domingo, 22 de julio de 2012

Mi mejor amigo


Pues cuando Jesús murió, abrió la cortina que nos impedía el paso. Pero ahora Jesús está vivo, y por medio de él podemos acercarnos a Dios de un modo nuevo y distinto. (Hebreos 10:20)

Los seres humanos, tenemos distintas formas de comunicarnos entre nosotros. Muchas veces nos escribimos correos, nos comunicamos a través de las redes sociales, hablamos por teléfono o personalmente.

Sin embargo, a la hora de hablar personalmente con alguien, muchas veces no lo hacemos directamente. Es decir, ¿Alguna vez te ha pasado de decirle a un amigo/a “Oye, dile a Fulanito/a que le envío mis saludos”? o decirle “Si lo ves a Fulano dile que luego necesito pedirle un favor”.

Con Dios nos sucede algo parecido, déjame explicarte. A lo largo del Antiguo Testamento, podemos ver los siguientes nombres: Moisés, Josué, Samuel, David, Isaías, Jeremías, Daniel. La lista es larga, ¿Te resultan conocidos estos hombres? Sí, ellos eran “profetas”.

Los profetas eran hombres escogidos por Dios, para hablar a Su pueblo por boca de ellos en Su nombre (Lucas 1:70). Dios se comunicaba con su pueblo de un modo “indirecto”, comunicaba su mensaje a través de estos hombres para que, quienes no eran profetas, conocieran la voluntad de su Dios.

Dios viendo que su pueblo le desobedecía y llegado el tiempo, decide enviar a su propio Hijo a este mundo (Gálatas 4:4). Cristo vino a salvarnos, a establecer una nueva comunicación entre nosotros y su Padre. “Pues cuando Jesús murió, abrió la cortina que nos impedía el paso. Pero ahora Jesús está vivo, y por medio de él podemos acercarnos a Dios de un modo nuevo y distinto” (Hebreos 10:20).

Ya el mensaje no nos iba a llegar por medio de profetas, nos iba a llegar por medio de su propio Hijo. Ahora tenemos una comunicación DIRECTA con nuestro Dios. Cristo es el único que puede llevarnos al Padre, Él es el Camino. (Juan 14:6). “Porque Cristo no entró en el santuario hecho por seres humanos, que era sólo una copia del santuario verdadero. Cristo entró en el cielo mismo, y allí se presenta ante Dios para pedirle que nos perdone” (Hebreos 9:24).

Sepamos aprovechar esta comunicación directa que tenemos con nuestro Dios. No hagamos como con nuestros amigos y digamos “Oye, dile a Dios de mi parte…” ¡Ya no! Ve tú mismo hacia Dios por medio de Cristo, no tengas miedo, anímate. Él está esperando de ti UNA AMISTAD SINCERA.

Por eso, mantengamos una amistad sincera con Dios, teniendo la plena seguridad de que podemos confiar en él. Porque Cristo nos dejó limpios de pecado, como si nos hubiera lavado con agua pura, y ya estamos libres de culpa. Sigamos confiando en que Dios nos salvará. No lo dudemos ni un instante, porque él cumplirá lo que nos prometió.” (Hebreos 10:22-23)

Esta semana en mi país fue el “día del amigo”. Y me puse a pensar, ¿A quiénes debo agradecer realmente? ¿Quién ha estado conmigo en todo momento? Claro que en la tierra tenemos muchas amistades terrenales, pero dentro de mí vive el mejor amigo que jamás imaginé tener: Jesucristo. Atrévete a tener una relación de amistad, de amor, de confianza con nuestro Dios. Él jamás te fallará, jamás te decepcionará y recuerda: fue el único que dio la vida por ti.


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sábado, 21 de julio de 2012

Deja que Cristo te salve


“Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan;  porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!” (Romanos 10:8-15)

El evangelio de Cristo tiene que ser predicado, en el mundo hay muchas personas que todavía no han escuchado de Cristo (El fin no ha venido no porque Dios se tarde, sino porque espera el arrepentimiento de muchos). Por eso necesitamos divulgar la Palabra de salvación, para que todos lleguemos al pleno conocimiento del Hijo de Dios.

Según una encuesta realizada en el mundo, el 80% han sido evangelizados y se les ha predicado el evangelio de Jesucristo, pero sólo el 48% permanecen en el Señor. Esto quiere decir que hay muchas personas que, en un momento de sus vidas, conocieron y caminaron con el Señor pero se apartaron de sus caminos.

Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo.  El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová. Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado.” (Joel 2:30-32)

El mundo cada vez peor, está decayendo, las señales son más desastrosas para el que persevera en el pecado; pero hay una esperanza, Cristo es la redención y salvación para los que vuelven a Él.

¿Tú quieres ser parte de este remanente que el Señor habrá de llamar? ¿O quieres condenarte como muchos? Cristo está llamando en estos últimos tiempos a su remanente, escucha Su voz.

Hay un llamado en dos aspectos (Joel 2:32) “Al cual Él habrá llamado.” Todos necesitamos de Dios, lo mencionamos muchas veces, lo llamamos. Pero Él nos llama a nosotros, por eso los prodigios y las señales. Pero Dios espera una respuesta, entonces habrá SALVACION.

Acepta que Dios es capaz y que está con el deseo de salvarte, decide hoy, invocar el nombre de Jesús. Si invocas Su nombre, Él será tu Salvador y libertador en todos los ámbitos de tu vida.

Estos días que vivimos son un recordatorio (la violencia, las guerras, etc.) de que tenemos que invocar a Cristo y ser salvos y que solamente en Jesús hay esperanza de vida. El Señor está listo, pero como siempre Dios es caballeroso y no va a obligarte a nada; el libre albedrío está en ti, y la decisión es TUYA. 

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viernes, 20 de julio de 2012

Un sólo amor, un sólo Dios


Y si tuviera el don de profecía, y entendiera todos los misterios y todo conocimiento, y si tuviera toda la fe como para trasladar montañas, pero no tengo amor, nada soy”. (1 Corintios 13:2)

No, no somos nada sin Dios. Sin Dios no somos más que unos seres sin alegría, sin sentido y con una vida amarga.

Hay un sólo amor que puede cambiar nuestra vida, el amor de Dios, o sea Dios mismo. Mientras no conozcas a Dios, mientras no hagas a Dios tu Dios, no pasarás de la misma risa de todos los días. Pero, si haces a Dios tú Dios tu sonrisa será honesta, real y permanente. No digo que no habrán momentos que llores, que te sientas triste, que te angusties, etc., claro que los habrá. Pero la diferencia será que vivirás en paz porque tendrás la seguridad que Dios, tu Dios, te ayudará a salir.

Muchas personas se han jurado amor eterno, muchas veces. Muchas personas hacen locuras por amor, muchas personas cantan en las calles por amor, muchas personas realizan cosas que, quizá, nunca se imaginaron hacer. Pero, nadie, absolutamente nadie, puede hacer lo que Jesús hizo por amor: Morir por nosotros para perdón de nuestros pecados.

Si nosotros, como hijos de Dios, no nos damos cuenta del enorme amor de nuestro Dios y no lo valoramos; es porque no hemos conocido, en realidad, el amor de Dios.

Desperdiciamos tanto tiempo, le quitamos el valor verdadero al sacrificio de nuestro Señor Jesús, avergonzamos el nombre de nuestro Dios viviendo como a nosotros se nos da la gana, olvidamos ese amor increíble de Dios hacia nosotros.

Pero dentro del amor de Dios, también está la disciplina, el esfuerzo, la valentía, el coraje, la responsabilidad, el cumplir con nuestros deberes como hijos de Dios, etc. Lamentablemente, hemos olvidado el verdadero sentido del amor de Dios. El amor de Dios no es decir que amamos a Dios y vivir como se nos antoja, el amor de Dios es guardar todos sus mandamientos. El amor de Dios consiste en vivir en santidad para Su gloria. No es perfección, es constancia en nuestra comunión.

“En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que El nos amó a nosotros y envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios así nos amó, también nosotros debemos amarnos unos a otros.  A Dios nadie le ha visto jamás. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor se perfecciona en nosotros.  En esto sabemos que permanecemos en El y El en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió al Hijo para ser el Salvador del mundo.  Todo aquel que confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él en Dios.  Y nosotros hemos llegado a conocer y hemos creído el amor que Dios tiene para nosotros. Dios es amor, y el que permanece en amor permanece en Dios y Dios permanece en él. En esto se perfecciona el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio, pues como El es, así somos también nosotros en este mundo.  En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor involucra castigo, y el que teme no es hecho perfecto en el amor.  Nosotros amamos, porque El nos amó primero. Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto”. (1 Juan 4:10-20)

Seguir desperdiciando el tiempo viviendo como nos da la gana y decir que somos hijos de Dios, es el primer síntoma para ver que no conocemos a Dios.

Es momento de humillarnos, en verdad, delante de Dios y arrepentirnos de nuestros pecados. Con Dios no podemos jugar. Dios es inmenso en amor, sí. Pero, Dios también es fuego consumidor. Ya no juguemos a ser cristianos. Mejor humillémonos delante de Dios, arrepintámonos de nuestros pecados y vivamos para Su gloria.

Recuerda que la Biblia hay que leerla, creerla y vivirla. Dios te bendiga.


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