viernes, 22 de febrero de 2013

Un final feliz









Mas yo en tu misericordia he confiado; mi corazón se alegra en tu salvación. Cantare a Jehová porque me ha hecho bien. (Salmos 13:5-6).

Como personas siempre necesitamos sentirnos apoyados por algo o en alguien, queremos sentir que hay alguien a nuestro lado para ayudarnos en los momentos difíciles o de necesidad.

Pero muchas veces en la vida, estas cosas no se dan así. Cuando atravesamos por dificultades, que necesitamos el apoyo de alguien, en muchas ocasiones nos sentimos muy solos, nos damos cuenta que en realidad la presencia de los amigo e incluso hasta la de nuestros familiares no es suficiente para hacernos sentir mejor o darnos la esperanza de que todo va a pasar.

Sabemos que Dios controla todo lo que pasa en nuestra vida, que Él permite que pasemos por ciertas circunstancias para hacernos fuertes y que aprendamos algo bueno de cada situación. 

Cuando las dificultades llegan a nuestra vida, es ahí cuando  nos damos cuenta que con la única persona que en realidad podemos contar al cien por ciento es con Dios.

No nos olvidemos que Dios siempre está a  nuestro lado para apoyarnos, animarnos y fortalecernos, es por eso que debemos confiar en Él, en su misericordia, que no nos olvidemos que su amor hacia nosotros esta por sobre todas las cosas.

Muchas veces nos hemos sentido deprimido, tristes; hasta incluso nos hemos sentido sin ganas de vivir deseando que todo acabe en un segundo. Pero Dios por medio de estos versículos nos hace reflexionar, mostrándonos que nuestra confianza debe estar únicamente puesta en Él, que no nos dejemos vencer por el enemigo que nos hace creer que ya no hay salida para los problemas. Dios quiere convertir nuestra tristeza en gozo, haciéndonos recordar que Él un día mando a su hijo a morir por amor hacia nosotros. Nuestra felicidad, nuestro bienestar, nuestro estado de ánimo debe depender únicamente de Dios, porque es gracias a Él que podemos tener una vida eterna, porque solo gracias a Él sabemos que nuestros problemas tiene una solución y que va a llegar en el momento conveniente, cuando Dios así lo ha planeado.

En el versículo seis podemos darnos cuenta que nuestra alabanza solamente se la merece Dios, porque solo agarrados de su mano y poniendo nuestra fe en Él podemos ver que las situaciones de tristeza, de dolor, de angustia, de desesperación, solamente son un proceso efímero en el cual Dios nos estaba preparando, nos estaba moldeando para recibir algo nuevo.

Como hijos de Dios tenemos la esperanza que nuestra vida siempre tendrá una final feliz, ya que es Dios el que se encarga de dárnoslo. Porque vemos que después de la tormenta, después de tantos problemas, Dios nos muestra la luz y todo ese dolor o angustia que sentíamos Dios lo convierte en felicidad, porque al final de cada situación podemos decir con convicción y seguridad que Dios nos ha hecho BIEN y es por esa razón que toda nuestra adoración y alabanza solo se la merece Él, ya que nuestro corazón está agradecido por lo maravilloso y misericordioso que es con cada uno de sus hijos.


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