lunes, 4 de febrero de 2013

¿Lo hago, o No lo hago?









Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido. De estas cosas hablamos, no con palabras enseñadas por la sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. (1 Corintios 2:12-13)

La vida está llena de decisiones, iniciando desde las mañanas cuando suena el despertador  y piensas: ¿me despierto o duermo cinco minutos más? O cuando te pondrás un los zapatos, es necesario que decidas cual par te pondrás, y así puedo seguir  mencionando decisiones que a lo largo del día son necesarias e inevitables que las tomemos.  
    
         No es cuantas decisiones tomas a lo largo del día lo importante, ni si las consecuencias, de estas  sean grandes, sino de que tanto tomas en cuenta al Espíritu Santo en estas decisiones. Muchas veces buscamos la guía de Dios cuando estamos frente a decisiones transcendentales para nuestra vida, y no paramos a lo largo del día de clamarle a Dios y tratamos  de buscar lo que nosotros llamamos “la decisión correcta”, y sí, está bien. 

Pero sabes,  Dios nos dejó al Espíritu Santo como menciona nuestros versículos claves cuando dice: De estas cosas hablamos, no con palabras enseñadas por la sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. (1 Corintios 2: 13)

Es el Espíritu Santo el encargado de ayudarte a tomar cada decisión que tomas en el día, pues Dios lo dejo para que nos ayude a tomar  las decisiones que vayan de acuerdo a nuestra vida espiritual, ósea aquellas decisiones que definitivamente edificaran tu vida. 

Muchas veces escuchamos una “vocecita “de advertencias en nuestra mente cuando lo que  estamos haciendo, hicimos, o haremos está mal. Pero esa “vocecita” como la llamamos,  no es tu conciencia, sino es la bendita voz del Espíritu Santo de Dios, quien simplemente hace su labor de redargüirnos y ayudarnos a frenar o corregir nuestras malas acciones. O en algunas ocasiones cuando están a punto de hacer algo, como por ejemplo ir a un lugar, sientes como una sensación de que no deberías ir, puede ser así como una simple desanimo de no asistir a donde te invitan, muchas veces es el Espíritu Santo él que nos avisa y nos guarda de algo que tal vez puede suceder.

Eso sí, OJO, hay que aprender a discernir entre la voz del espíritu Santo y  nuestra mente la cual es muy astuta. Por eso a partir de hoy te invito a que comiences esta bella aventura pedirle la guía al Espíritu Santo cuando tengas que tomar una decisiones que tu creas conveniente aunque parezca  muy pequeña, practica con esas decisiones, para que al momento del día que tengas que tomar las decisiones más serias y difíciles tú puedas escuchar fuerte y claro la respuesta del Espíritu Santo, y no dudes al momento de preguntarte  ¿lo hago o no lo hago?


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