En
estos últimos tiempos para nosotros los jóvenes es tan fácil entregar nuestro
corazón a personas, cosas, trabajos, estudios, deportes, hobbies, entre otras
cosas. Es tan difícil darle un lugar a Dios, el cual Él merece, que colocamos
todo nuestro corazón y pasión en las cosas que creemos que sacian nuestra sed y
llenan nuestro vacío. Nos empeñamos en alcanzar sueños que para Dios no son
nada comparado a sus planes perfectos para cada uno de nosotros, aun siendo
cristianos entregamos nuestro corazón a cualquier persona y cuando notamos que
no funciona, que nos hace daño, nos cuesta dejarlo, nos cuesta siquiera
hacernos la idea de no obtener lo que queremos o de simplemente aceptarlo,
claro está.
Proverbio 4:23 “Por encima de todas las cosas cuida tu
corazón, porque de él mana la vida.”
Este
principio estamos cansados de leerlo y meditarlo no? pero lo ignoramos
inconscientemente. ¿Por qué? Es tan sencillo… El corazón es tan sensible, en el
están nuestras ideas, pensamientos y emociones. Al dejar un poco abierta la
puerta, puede entrar lo que sea, tanto lo bueno como lo malo. Al suceder eso es
casi imposible resistirse o sacar lo que se metió sin que duela. Porque eso ha
hecho un huracán entre lo que piensas, sientes y lo que en realidad sabes que
es lo mejor. Y aunque a Dios lo quieras meter en tus decisiones, Dios no podrá
hacer nada hasta que tú mismo no decidas salir de ello. Nos volvemos bipolares
en cuanto a nuestras decisiones, ya que nuestras emociones están increíblemente
descontroladas.
La
buena noticia es que a pesar de que Dios este atado de manos en cuanto a la
toma de nuestras propias decisiones, puedes aprender a depender de Él en
cualquier circunstancia en la que te encuentres. Somos débiles, pero tenemos a un Dios fuerte, no puedes dejar que
todo lo que te hace daño y lo que te estanca te domine.
Porque las armas de nuestra milicia no son carnales,
sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos
y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y trayendo
cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo; (2 Corintios 10:4-5)
No
son tus emociones ni tus pensamientos lo que te hace daño, es el mismo satanás
quien intenta levantar "fortalezas", formas de pensar que te mantengan
en ataduras. Bombardea tu mente con pensamientos irritantes. Está dispuesto a
invertir el tiempo que sea necesario para derrotarte y mantener tu mente
ocupada para que no desarrolles los dones que Dios te ha dado y así evitar que
alcances la bendición. Pero Dios no te deja solo en esta lucha, te ha dado
armas para que venzas. Es Su palabra, es la oración. Mi oración es que puedas
sujetar tu corazón, todo lo que piensas y sientes a la obediencia de Cristo.
Derribando toda fortaleza que no te permita avanzar, crecer y recibir las
bendiciones hermosas que Dios tiene para ti. Ya las armas las tienes, solo
debes usarlas.
Por lo demás,
hermanos, todo lo que es
verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro,
todo lo amable, todo lo que es de
buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. (Filipenses 4:8)
Entrégale
tu corazón a Dios y no permitas que nada que no venga de El té domine y te
sujete. Nuestro corazón en sus manos esta resguardado completamente, nadie nos
ama más que El, nadie querrá mas el bien para nosotros que Él. Ábrele las
puertas de tu corazón una vez más y enamórate.
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Mi Confianza esta puesta en mi Señor JESUCRISTO
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