Jesús
les dijo: "Ustedes saben que sólo un ladrón y bandido entra al corral
saltando la cerca. En cambio, el pastor de las ovejas entra por la puerta. El
que cuida la entrada le abre, y el pastor llama a cada una de sus ovejas por
nombre, y ellas reconocen su voz. Luego el pastor las lleva fuera del corral, y
cuando ya han salido todas, él va delante de ellas. Las ovejas siguen al pastor
porque reconocen su voz. Pero no seguirían a un desconocido; más bien huirían
de él, pues no reconocerían su voz." Jesús les puso el ejemplo anterior,
pero ellos no entendieron lo que les quiso decir. Juan 10:1-6
Jesús en su
paso por la Tierra dejó en claro que Él es el Buen Pastor. Ya hemos entendido
que cuida a sus ovejas, que si una se pierde Él siempre sale a buscarla, que
las hace descansar en delicados pastos y que les da de tomar agua fresca. Pero
este versículo es diferente. No habla de cómo Jesús actúa para con sus ovejas,
sino que habla de cómo las ovejas reaccionan ante la voz de su Pastor.
¿Cómo
reaccionamos ante la voz de Jesús? ¿Hacemos siempre lo que Él nos pide? Y aquí
me quiero detener.
A veces la
voz del mundo nos ensordece. A veces el trabajo, la familia, nuestros
problemas, los estudios, las tareas o también pueden ser las responsabilidades
dentro de la iglesia, nos ensordecen. Y con "ensordecer" me refiero a
que nos confunden a la hora de escuchar a nuestro Señor y perdemos de vista
cuál es Su voluntad.
Según el
versículo, las ovejas siguen al pastor porque reconocen su voz. No necesitan
verlo para seguirlo, sino escucharlo. Se supone que cuando oyeran a un
desconocido huirían de él. Pero aquí está el problema, a veces, las otras voces
nos atraen en vez de hacer que huyamos.
Debemos
aprender a reconocer la voz del Señor. El enemigo siempre tratará de seducirte
con placeres, vicios, amistades, videojuegos, dinero, mujeres u hombres. Él se
meterá en tu vida saltando la cerca del corral, como ladrón y bandido. Así como
cuando un ladrón entra en una casa hoy en día y le dice a los que allí viven
"Cállense, hagan lo que yo les digo y no les pasará nada".
El diablo
durante siglos nos ha convencido de que si hacemos lo que él nos pide nada
pasará. Pero claro que todo tiene sus consecuencias. No escuches su voz, cuando
tú lo dejas entrar en tu vida, tomará todo de ti, no sólo una parte. Cuando un
ladrón entra en una casa posiblemente se lleva todo o lo de mayor valor. Así lo
hace el enemigo contigo, te roba lo más preciado, te roba lo más valioso, te
quita la felicidad, te quita la paz, te quita la comunión con Dios.
Pero, ¿Cómo
reconocer la voz de Dios y la del enemigo? Es fácil. Toda palabra de Dios
estará de acuerdo con la Biblia. Todo lo que Dios te diga será para tu bien.
Todo lo que Dios te hable será de bendición para tu vida. Si escuchas una voz
que te diga "Toma alcohol, es sólo un poquito, no te hará daño, sólo es
por diversión", ya sabes qué hacer y a quién pertenece esa voz.
Dios
siempre te guiará hacia el camino del bien. Seamos como las ovejas. Sigamos a
nuestro pastor por fe, por su voz y no por nuestra vista. No necesitamos verlo
para saber cuál es su voluntad. Todo se nos ha dejado dicho en la Biblia.
Huyamos
cuando el enemigo viene a ofrecernos distracciones. ¡Tú puedes hacerlo!
Reconoce y sigue a Jesús, no al enemigo mentiroso. Y tú, ¿Ya has aprendido a reconocer
la voz de nuestro Señor? o ¿Aún te sigue engañando el enemigo?
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