"¡Qué grande es la riqueza, la sabiduría y el
conocimiento de Dios! ¡Es realmente imposible para nosotros entender sus
decisiones y sus caminos! Pues, ¿quién puede conocer los pensamientos del
Señor? ¿Quién sabe lo suficiente para aconsejarlo? ¿Y quién le ha entregado
tanto para que él tenga que devolvérselo? Pues todas las cosas provienen de él
y existen por su poder y son para su gloria. ¡A él sea toda la gloria por
siempre! Amén". (Romanos 11:33-36)
La verdad es que Dios es un Dios que todos los días nos
sorprende con sus bondades y fidelidad. Pero en esa fidelidad, también va la
instrucción y la disciplina, cosas que a muchos nos desagrada. Nos incomoda
porque creemos que Dios lo hace por odio o por hacernos mal. Cosa que, obviamente,
no es así.
Perdemos tanto el tiempo preguntando a Dios la razón de lo
que nos sucede que olvidamos creerle y decirle que haga Su voluntad en nuestra
vida. Hay una enorme razón por la que nos da miedo que Dios haga Su voluntad en
nuestra vida: No le hemos creído por completo, dudamos de Dios.
Debemos entender que todo lo que Dios concede a nuestra vida
es por su inmensa gracia y misericordia. Nada de lo que tenemos, lo tenemos por
nuestras buenas obras, todo es por gracia. Es por ello que es ilógico que un
hijo de Dios sea egocéntrico. Al ser egocéntrico lo que estamos mostrando es
que nosotros somos capaces de lograr que Dios responda a nuestra peticiones, o
peor aún que por nuestras obras logramos que Dios mueva Su corazón hacia
nosotros. Cuando el texto que tenemos al inicio es claro, todo pero todo es por
gracia. Ya que nunca vamos a lograr entender los propósitos de Dios.
Ya no preguntemos a Dios ¿Por qué? Mejor empecemos a creerle
a Dios Su propósito y voluntad. La Biblia dice que Dios nunca buscará el mal
para nosotros, al contrario siempre buscará que crezcamos espiritualmente para
que maduremos para Su gloria.
“¿Descubrirás tú las
profundidades de Dios? ¿Descubrirás los límites del Todopoderoso?” (Job
11:7)
“Él hace cosas
grandes e inescrutables, maravillas sin número.” (Job 5:9)
“¿Oyes tú el secreto
de Dios, y retienes para ti la sabiduría?” (Job 15:8)
“¡Qué grandes son tus
obras, oh SEÑOR, cuán profundos tus pensamientos!” (Salmos 92:5)
“¿Acaso no lo sabes? ¿Es que no lo has oído? El Dios eterno, el SEÑOR, el
creador de los confines de la tierra no se fatiga ni se cansa. Su entendimiento
es inescrutable.” (Isaías 40:28)
Por más que cuestionemos a Dios, Él nunca revelará Su
voluntad a nosotros. Los pensamientos de Dios son tan inmensos y profundos que
nosotros no somos dignos de entender esa mente Justa, Santa y Perfecta.
Recuerda: Estudia la Biblia, cree la Biblia y vive la
Biblia. Dios te bendiga.
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