viernes, 22 de julio de 2011

Todo lo que necesito es…



El vacío que Dios llena es diferente en cada persona. Cada ser humano posee una necesidad diferente. Cada ser vivo posee un conflicto diferente. Cada ser pensante tiene una debilidad diferente. Si bien es cierto, puede ser parecida, pero no igual.

Es por ello que leemos en Mateo 11:28 “Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar”. 

Dios únicamente dice los que están cansados y cargados. ¿Qué síntomas puede tener una persona y cargada? Es verdad que parecen ser iguales, pero pueden ser en diferente grado. Esa es la razón por la que este día quiero que nos sentemos y pensemos cuáles son nuestras cargas. Quiero que pensemos qué es eso que nos está haciendo que nos cansemos tan rápido.

Un ciclista cuando va subiendo una montaña, elije la bicicleta más liviana. También, va escuchando las indicaciones de su director técnico. Además, cuenta con la protección de los agentes de seguridad que lo van custodiando y van también cámaras para que muchos los podamos ver. ¿Qué tiene de diferente la vida del cristiano al ejemplo expresado? Lo único diferente es que nosotros muchas veces nos rendimos o nos afanamos por hacer las cosas rápido y nos equivocamos.

Un ciclista debe tener la paciencia para saber cuándo atacar y saber cuándo defender. Nosotros los hijos de Dios nos equivocamos a cada momento, aparte de nuestra humanidad imperfecta, porque no escuchamos a Dios. 

Sé que este día el devocional puede parecerte corto. Pero, no es porque no tenga nada que escribir, solo quiero ser puntual sin redundar mucho.

Debemos orar, esto es indispensable. Debemos leer la Biblia, esto es indispensable. Debemos amar, esto es indispensable. ¿Qué es lo que te falta hacer a ti? ¿Qué es lo que debes hacer que no hiciste aún?

Dios quiere que lo escuchemos, que depositemos toda nuestra carga sobre Él. O sea, que confiemos en Él. Que confiemos, plenamente, que sus instrucciones son certeras y, por supuesto, nunca se equivoca. Los que nos equivocamos somos nosotros por creer que no nos equivocamos.



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