Háganlo todo sin quejas ni contiendas, para que sean intachables y puros, hijos de Dios sin culpa en medio de una generación torcida y depravada. En ella ustedes brillan como estrellas en el firmamento. Filipenses 2:14-15
Hace un tiempo salió una película llamada Mean Girls (Chicas Malas), protagonizada por la famosa Lindsay Lohan. En la película, se forma tremendo lío en una escuela superior cuando un grupo de chicas comienzan a regar rumores acerca de otras chicas. Entra tanta murmuración y bochinche, se rompen amistades y se acaba la confianza entre ellas. Es interesante observar cómo lo que empezó como una simple murmuración se tornó en un asunto muy serio que fue tomando proporciones gigantescas.
La Palabra de Dios nos anima a vivir libres de toda queja y contienda. Todos hemos sido víctimas de alguien que ha hablado mal de nosotros. Conocemos lo doloroso que es saber que alguien anda diciendo cosas negativas y muchas veces falacias acerca de nosotros.
Ahora miremos el espejo, cada vez que hablamos mal de otra persona (incluso cuando prestamos oído a estos comentarios), nos convertimos nosotros en los causantes de más dolor y desconfianza. En el pasaje de hoy, Pablo nos invita a vivir libres de toda contienda y toda queja, de modo que podamos brillar como estrellas en medio de un mundo torcido y muy confuso.
Si alguna vez se nos escapa y hablamos mal de otros, debemos acércanos al Señor y reconocer nuestro error.
De ahora en adelante, busquemos la paz. Si procuramos bendecir a quienes nos rodean, seguramente notaremos la diferencia.
Punto de reflexión:
¿Has estado hablando mal de otros?
¿Estás participando de conversaciones negativas acerca de otras personas?
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