martes, 28 de junio de 2011

No puedo más, siempre fallo en lo mismo


Por lo demás, hermanos, gozaos en el Señor. A mí no me es molesto el escribiros las mismas cosas, y para vosotros es seguro. Filipenses 3:1

En una ocasión un joven oró a Dios: "Señor sabes que amo fumar, sabes que me encanta fumar, sabes que si por mis fuerzas lo quiero dejar, me fumo tres cajetillas diarias. Señor, mira mi corazón, quiero dejar de fumar, pero quiero hacerlo en tus fuerzas". ¡Ayúdame!

Todos tenemos alguna debilidad, todos tenemos algo en lo cual le fallamos a Dios a cada momento. Es claro que duele, es claro que nos sentimos mal. Incluso, hay ocasiones en las cuales decimos que es por gusto orar si siempre hacemos lo mismo. 

También, sentimos que nuestras lágrimas ya no salen de los ojos al pecar, sentimos que salen de nuestro corazón y que son las más amargas que puedan existir. Obviamente, el dolor de fallarle a nuestro Dios es enorme. Es claro que nos sentimos indignos de llegar delante de Él para pedir perdón.

Este día déjame decirte que la gracia existe, porque Dios sabe que vamos a fallar. Esto no es excusa para hacerlo. Decir que somos humanos, que somos imperfectos, es verdad, pero no por eso vamos a hacer lo que nos venga en gana. 

Dios no anda en busca de personas perfectas. Dios anda en busca de personas imperfectas que quieran rendirse ante Él para ser mejores todos los días. Pero, a Dios no hay que buscarlo por conveniencia, a Dios hay que buscarlo por amor. Es más, nosotros no lo elegimos a Él, Él en su inmensa misericordia nos ha elegido para hacer historia en nuestro país.

No te rindas, no dejes de luchar. Sé que el dolor es grande por pecar, sé que te sientes lo peor de este mundo. Pero, Dios así te ama. Llega delante de Él, reconoce tu pecado, pide perdón y lucha por apartarte de eso. 

La misericordia de Dios es inmensa, la misericordia de Dios es incomprensible. La misericordia de Dios es para todos aquellos que la buscamos. Sé que puedes pensar que es fácil lo que te estoy diciendo, que es fácil decir las cosas de esta forma. 

Sabes, Dios nos da la libertad de creer en Él o no. Yo ahora te pregunto ¿Qué harás? ¿Vas a creer en Él? O ¿Vas a dejar pasar la oportunidad de ser verdaderamente feliz? Recuerda gózate en el Señor. Sigue adelante, no te rindas, porque es mejor lo que vendrá. Dios te ama, Dios nos ama, por su gran misericordia, no porque lo merezcamos. ¡Tú decides!



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