¡Oh gálatas insensatos! ¿Quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado? Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne? ¿Tantas cosas habéis padecido en vano? si es que realmente fue en vano. Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?. Gálatas 3:1-5
¿Tanto luché para esto? ¿Tanto esperar para esto? ¿Tanto sufrí para esto? Dios no aguanto más. Me voy, no quiero más estar esperando por gusto. No quiero más saber de ti.
Es curioso, pero hasta para eso nos da la libertad Dios. Si nosotros queremos, lo podemos odiar, podemos decidir no creer en Él, podemos decidir “dejarlo”. ¡Qué hermoso es el amor de Dios! ¡Sorpresa! Te dice Dios. Nunca me vas a poder dejar, nunca me voy a olvidar de ti, nunca te dejaré de amar.
Este es el amor que es sobre todo amor. ¿Cuántos proyectos de vida hemos iniciado, pero no terminado? ¿Cuántas veces hemos dicho que este día sí leeríamos la Biblia, que oraríamos? ¿Cuántas veces hemos dicho que sí podemos, pero dejamos las cosas a medias?
Hay muchas palabras bonitas de parte de Dios para nosotros. Hay infinidad de promesas de Dios para nosotros. Pero, también hay materias que debemos aprobar para crecer en la universidad de Dios.
Muchos hijos de Dios, más de alguna vez, hemos dicho que ya no podemos, que ya no queremos, que ya basta de tanto sufrir en vano. Mi querido amigo, no es en vano. Más que hermanos, debemos ser amigos. La razón de ser para nosotros es el amor de Dios. Pero ¿Por qué perdemos la inspiración en el amor de Dios? Todos tenemos diferentes situaciones en la vida por lo que esto sucede. Este día no quiero mencionarlas, tú las conoces muy bien, pero Dios las conoce mejor.
Este día te quiero animar a que no te rindas, a que luches por tus sueños, a que luches por amar más a Dios, a que luches con toda tu fe. Debes creer en Dios por completo. Que las personas, malas decisiones en nuestra vida, dolores sentimentales, no te desanimen a seguir adelante. Lucha de la mano de Dios y todo es más fácil. Si piensas que puedes dejar de lado tu llamado, ministerio, familia, estudios, carrera o familia; te cuento que no es así. La Biblia dice: “Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios”. ¡Vamos, lucha! Porque es mucho mejor lo que vendrá.
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