Pero el que recibió la semilla que cayó en buen terreno es el que oye la palabra y la entiende. Mateo 13:23
La Biblia es el libro más leído del mundo, sin embargo, desde hace unos años tengo la sospecha de que es también el libro Peor leído del mundo. ¿A qué me refiero? Solemos tratar de leerla tomando versículos sueltos. Saltamos de uno al otro intentando buscar su significado o comenzamos desde el Génesis pretendiendo llegar hasta el Apocalipsis sólo para decir que ya la leímos. También nos quedamos con traducciones que usan palabras antiguas o raras que nos hacen parecer más religiosos.
La Biblia es una biblioteca de sesenta y seis libros escritos por distintos autores, en un tiempo particular, dirigidos a un público especial y con un propósito puntual. Sin tener en claro estos detalles es muy difícil que nos resulte plenamente entendible.
Antes de embarcarnos en la lectura de cualquier libro prestamos atención a si se trata de una novela, un tratado de ciencia o un libro de historia; y lo mismo debemos hacer con los libros de la Biblia.
Debemos escoger alguno y comenzar desde el capítulo primero hasta el último. Algunos de los libros son cartas. ¿Se nos ocurriría leer una carta por partecitas o de atrás para adelante? Los numeritos que dividen los libros en capítulos y versículos fueron agregados mucho después de que fuera escrita la Biblia.
Están ahí para que podamos encontrar frases o historias pero no para complicarnos la lectura. El propósito de Dios al darnos la Biblia fue revelarnos verdades que no podíamos descubrir por la observación o la experimentación.
En ella se deben basar nuestras creencias y también nuestras prácticas. Es una colección de libros milagrosos. Fue un milagro cómo y por quiénes fue escrita y también cómo ha llegado a nosotros. Descubrir los significados de lo que ella nos está diciendo es como tomar una bebida energizante que no se acaba y nos llena de ganas de vivir.
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