miércoles, 15 de junio de 2011

Critibanza y Quejabanza


Dios los ama mucho a ustedes, y los ha elegido para que formen parte de su pueblo. Por eso, vivan como se espera de ustedes: amen a los demás, sean buenos, humildes, amables y pacientes. Sean tolerantes los unos con los otros, y si alguien tiene alguna queja contra otro, perdónense, así como el Señor los ha perdonado a ustedes. Colosenses 3:12-13

Uno de los rasgos sobresalientes de aquellos que entienden de qué se trata la adoración es que son personas con una actitud positiva y eso se suele reflejar en su lenguaje y en su carácter.

Ser líderes significa modelar en las pasarelas de la vida. Antes de escuchar lo que tenemos para decir, los demás observan cómo vivimos lo que pretendemos enseñar. Ellos notan si tenemos la boca llena de: <<Sí, dale>>, <<Podemos>>, <<¡Qué lindo!>> Y no de: <<No se puede>>, <<¿Y ese quién se cree que es?>> o <<así es imposible>>. Jesús dijo que el Padre buscaba que lo adoraran en serio y los adoradores auténticos tienen la boca llena de alabanzas y no de critibanza o de quejabanza. ¿ A qué me refiero? La critibanza es el idioma de los que viven criticando. A mí me cansa escuchar a algunos adultos que constantemente indican los errores en los demás como si eso los hiciera más justos a ellos.

Recuerdo haber criado con varias señoras de la congregación que siempre miraban a aquellos que pasaban por una situación fea para comentar acerca de ello. Si alguien estaba en problemas, luchando contra alguna debilidad o había tomado una decisión equivocada, en vez de entristecerse parecían disfrutar destacando lo mal que esa persona había actuado. Ésto, además de ser chisme y habladuría, muchas veces tira abajo los sueños.

En demasiadas ocasiones los errores son parte del proceso de crecer y aun parte del plan de Dios, y muchas veces esas habladurías logran que algunos conforme con respecto a aquello que hay en su corazón.

La quejabanza se relaciona con ver siempre las cosas en términos negativos. Ante cualquier cosa que nos piden, surge la queja. Al encontrarnos con algún error ajeno, una queja. Esto termina desanimando a todos, comenzando por el que se queja.

Hace unos días tuve el atrevimiento de comentar algo que no tendría que haber hecho, como pastor de jóvenes me preocupa que muchos jóvenes, en vez de perdonarse, amarse, respetarse, hablan sin antes examinar lo que está pasando en sus vidas, yo me analizo, me examino, y muchas veces me equivoco, una disculpa no basta el perdón si, eso nos ha enseñado Dios, pero antes de lastimar, antes de hablar, debemos examinarnos. Los adoradores auténticos debemos tener la boca llena de alabanzas.



No hay comentarios:

Publicar un comentario