“Llamando a sí a toda la multitud, les dijo: —Oídme todos y entended:
Nada hay fuera del hombre que entre
en él, que lo pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina
al hombre. Si
alguno tiene oídos para oír, oiga.” (Marcos 7:14-16)
Lo
que contamina al hombre es lo que sale de su corazón; no lo que entra en él, y
debido a esto cae.
En
ocasiones sucede que la persona cae, debido a la intención de la otra persona
con la que se relaciona y tiende a culparla, por caer o por pensar en que puede
hacerlo también. Como cristianos ya no debemos disponernos de esos
pensamientos, ni de esos hechos, más si desagradarán a Dios y no lo honraremos.
La
cuestión no es que caigas porque otro te inste a caer en pecado, o que sea más carnal o incrédulo y te haga caer, es lo
que tú tienes en tu corazón, no lo que la otra persona te pueda ofrecer, ¿Crees
que Jesús hubiese accedido a las tentaciones que el enemigo le puso para caer?
Si, ¿Por qué? Si Jesús no sería entendido sí, pero fue muy sabio y él sabía las
mentiras del diablo, por ende no cedió, y le refutaba todo con “La Palabra de
Dios dice” pues, en el corazón de Jesús no había pensamientos de orgullo, y
poder, simplemente porque era hijo de Dios, no, él estaba totalmente convencido
de su identidad en Su Padre.
Hoy
en día hay muchos creyentes, que se frustran al caer en consecuencias duras por
pecados, y en la mayoría de casos culpan a Dios, cuando no es Dios él culpable
sino lo que había en su corazón.
Corazones
que no han sido tocados, transformados por Dios, son aquellos que rápido van a
caer en la tentación, ya que no tienen una identidad en Él.
Recuerda
que somos seres espirituales, y que los espíritus se atraen en sí mismo, pero
debemos ser entendidos a lo que dice la Palabra de Dios, que seamos personas de
un solo ánimo, y ese ánimo debe estar plasmado en Dios; en la seguridad de sus
promesas y de la victoria que obtendremos.
Y
no es que aquel que te induce a pecar te contamine, simplemente ambos tienen lo
mismo en el corazón y debido a esto caen. Nadie puede contaminar a otro, al
pecado, es simplemente que los dos tienen la misma intención carnal en el
corazón.
Lo
que te puede contaminar es lo que hay en el fondo de tu corazón.
“Por
sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque de él mana
la vida.” (Proverbios 4:23) Sobre todas las cosas quiere decir que hay cosas
que tú jamás vas a conocer, pero que de estas te debes cuidar, y de las que
salen de los demás. Lo que hablas, lo que dices, lo que publicas, lo que
twiteas, eso contamina, para bien como para mal, las cosas que piensas, las
cosas que hablas.
“Porque
cuál es su pensamiento en su corazón, tal es él….” (Proverbios 23:7)
En
los momentos de presión es donde nos conocemos, guarda la intención de lo que
dices, de lo que haces, de lo que transmites a otros, recuerda que Dios quiere
hombres y mujeres integros, que lo adoren en espíritu y en verdad.
En
el cielo a ti y a mí nos etiquetan las malas actitudes, las malas acciones inclusive
los malos pensamientos.
¿Sabes
dónde te puedes examinar? en lo que piensas y en lo que dices En Lucas 6:45
dice: “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo
bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de
la abundancia del corazón habla la boca.”
De
lo que más hables, con tus amigos, con tu familia, con tus vecinos eso abundará
en tu corazón, ¿Qué estás hablando que a Dios no le agrada? ¿Cuál es tu tema de
conversación con tus amigos, o incluso tu pareja?
Recuerda
que no te contamina lo que entra en tu vida, sino lo que sale de tu corazón,
aquel pasado, aquella mala manera de vivir, aquella vieja manera de vivir y
pensar, todo eso te contamina, si hay odio, rencor, pasado que no quieres dejar
y dices amar a Dios, hay un 2% de veneno en tu vida que contamina TODO tu
cuerpo. Te cuento que lo que mata a las ratas no es el 98% del veneno, sino el
2%, y de igual manera a nosotros, la maldad, el pecado, todo aquello que Dios
aborrece, y poco a poco nos va alejando de Él.
Lo
que menos debemos hacer es dañar a la gente, pues cuando hay orgullo, rebeldía,
inclusive nos llevamos de encuentro a nuestra propia familia, a nuestra pareja,
a nuestros amigos, debemos ser más como Cristo y menos como nosotros mismos. Si
las personas están en pecado, en rebeldía, etc déjalos, ora por ellos, quien
los va a cambiar es Jesús, no nosotros, solo Él transforma.
“Pero
decía, que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre, Porque de dentro,
del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las
fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las
avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia,
la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de
dentro salen, y contaminan al hombre.” (Marcos 7:21-23)
Lo
que expresas de tu corazón eso te contamina, la actitud de tu corazón define tu
vida. Es tiempo de decirle al Señor, que guarde nuestro corazón.
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