Y
estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose
obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Filipenses 2:8
Alguien
tiene que bajar, alguien tiene que ceder. Hoy en día ya no queremos ser
humillados, solamente exaltados… queremos triunfos pero no queremos
sacrificios, queremos fidelidad pero no somos fieles, queremos cambios,
pero no cambiamos nosotros primero para ver eso en los demás, queremos
ver mejor nuestra familia, pero no nos acercamos a ellos, queremos ver
que todos lleguen a los pies de Cristo, pero pocos… quieren IR, pocos
queremos ceder.
¿Qué
estamos haciendo hoy en día por Cristo? ¿Estamos pagando verdaderamente
el precio? ¿Nos estamos humillando? ¿Estamos cediendo? ¿Qué cambios
estamos haciendo en nuestra vida? Tantas preguntas que hay por hacer, yo
todos los días me hago preguntas, y preguntas que muchas veces ni yo sé
que responderme.
Nos
molesta todo, nos enojamos, discutimos, peleamos, debatimos, dentro y
fuera de la iglesia, cuando Dios nos manda a que seamos “mansos” y
“humildes” de corazón. Es difícil, no miento, yo tengo mi carácter y tu
(tu que lees esto) también.
Dime,
cuantas personas de tu familia no han recibido a Cristo como su
salvador personal? ¡MUCHISIMOS! Así es en mi caso también, tengo
familiares que aun no quieren ese reto, y no es porque no quieran, sino
que….NO CEDEMOS.
Queremos
que nuestros familiares lleguen al arrepentimiento, pero nosotros no
damos un buen ejemplo, no nos humillamos, antes, cuando recién entre a
la locura del evangelio, para mí era difícil, tanto por mi carácter como
en mis actitudes, de soberbia, de arrogancia, de orgullo y mil cosas
más que con el tiempo me fui sacando, fue como sacarme un vicio, nada
fácil, pero no imposible. Yo al principio recibía mucha crítica,
humillación, pero era soberbio, y hoy que comprendo la muerte de nuestro
salvador le doy más significado a mi comportamiento, a mi carácter, a
mis ganas de seguir hablándole a un mundo al cual Dios nos dijo ID..
No sé tú, pero yo he visto casos
donde mis vecinos, amigos, familiares, casados, tienen tantos
conflictos, por el simple motivo que NINGUNO (en el matrimonio) se
quieren bajar, nadie quiere ceder, los dos están renuentes. Mi pareja
siempre cedió a mi comportamiento y aun así lo hace, me trata con mucha
amabilidad, con mucho cariño, con mucho respeto, pero yo no entendía
eso, no quería ceder, quería que se hicieran las cosas como yo quería, y
yo digo.. ¿Cómo pueden llegar ellos a los caminos de Dios, si somos
así?. En el caso de los jóvenes (que yo sigo siendo uno de esos), con
nuestros padres no creyentes, suele suceder, no queremos ceder, no
queremos bajar.
Hoy
en día no solamente en estos casos, sino también dentro de la
congregación, pasamos por pruebas con hermanos, pasamos por cosas que
quizá nosotros no provocamos y no queremos humillarnos, queremos ganar
siempre, pero nunca perder con honor, con honor de saber que Dios más
que los hombres saben la verdad.
El
más sabio es el que pide perdón primero, el más sabio es que se humilla
primero. La clave: Tienes que pedir perdón (te guste o no) tenemos que
ser personas maduras, sabias, que cedamos, no vamos a caer en los mismos
errores de nuestros padres, renunciemos! Tenemos que bajar (ceder)
Un
ejemplo claro es Jesús. Hebreos 5:8-9 El se humillo a lo sumo (cedió),
se humillado porque luego serás premiado. Él obedecía, no te olvides del
respeto, amemos a Dios, y a los hombres, porque nosotros tenemos que
bajar.
Recuerda que Dios premia tu obediencia, cuando tú bajas. Si tú no sabes obedecer las órdenes vas a fracasar
La clave es que bajes, que te humilles.
Es
tiempo de decirle a nuestros familiares, cuando importantes son para
nosotros, es momento de ir y ser amigos de ellos, de aquellos que aun no
conocen de Dios, no de un Dios de 4 paredes sino de un Dios que quiere
relacionarse con ellos, si tienes algo contra alguien perdónalo,
perdonar es de valientes y los valientes son aquellos que arrebatan las
bendiciones que Dios tiene, Dios espera lo mejor de nosotros, lo mejor
de ti, lo mejor de mi, cedamos, humillémonos, seamos como Jesús, que a
pesar de que fue escupido, abatido, humillado,
le gritaron, lo golpearon, nosotros, seamos un digno ejemplo, de decir
con orgullo y con valor que si somos hijos de Dios.
Camina,
se valiente, mientras tengas fuerzas predica, mientras tengas fuerzas
demuéstrale al mundo, que con Dios si se puede, que todo lo podemos en
el, pero dejemos de ser religiosos, seamos mansos, humildes de corazón,
amemos a nuestros amigos, vecinos, familia, sean o no cristianos.
¡Busquemoslos!
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