Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio,
fornicación, inmundicia, lascivia, idolatrías,
hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones,
herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y
cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he
dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Mas el fruto del
Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas
no hay ley. (Gálatas 5:19-23)
Muchas veces hemos
escuchado la frase “Cristianos Carnudos”, en alusión a algún cristiano que está
haciendo cosas “indebidas”, pero, definamos antes, que son para nosotros esas
cosas “indebidas”, podemos decir que es: el adulterio, fornicación, lascivia,
homicidios, borracheras, y así puedo seguir la lista. Y si, muchas de estas son
descritas en el texto de Gálatas como obras de la carne de las cuales un hijo
de Dios no debe practicar, pero si continuas leyendo veras que también se
mencionan algunas obras que seguramente
más de alguna vez hemos practicado sin creer que son reflejo de nuestra
lejanía con Dios. Como lo son: enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas,
disensiones, envidias, etc.
Quiero
que te preguntes ¿Cuál de estas obras de la carne esta más manifiesta en mi
vida?
Muchas veces sin darnos cuenta nos volvemos
personas con las cuales se puede discutir fácilmente, o tal vez nos enojamos
con facilidad, nos sentimos celosos por
cualquier persona que se acerca a nuestros seres queridos porque sentimos que
“invaden” nuestro territorio, ¿Te has sentido así alguna vez? Porque yo si lo he sentido y
créeme que no es para nada agradable sentirte así.
Cada
vez que sientes que estás obras de la carne, como las llama el libro de
gálatas, se apoderan de ti, es porque en definitiva estas mal
espiritualmente y en ese momento te
conviertes en un “Cristiano Carnudo” ya
que tus obras lo manifiestan y en resumen te vuelves una persona INTOLERABLE Y
FRAGIL.
Es
tiempo que te decidas de una vez por todas a revestirte de la armadura del
Espíritu y poder así cosechar los frutos de Él, como el amor, gozo, paz, paciencia, bondad... Pero
¿Cómo? Pues practicando las cosas del Espíritu, leer la biblia, orar, cantar y
escuchar alabanzas, asistir a la iglesia con pasión, escuchar predicaciones,
etc., es decir crear una vida Espiritual
propensa para que se vean los frutos que siembras, y así volverte una
persona, con el gozo del Señor y que tu rostro resplandezca de tal forma que
las personas deseen ser como tú.
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