Existen ocasiones en las cuales
nuestra vida simplemente no es lo que queremos que sea hasta este momento,
queremos salir a divertirnos como otras personas, queremos hacer lo que hacen
los que no tienen temor de Dios, queremos bailar, tomar, hacer lo que a la
carne le gusta o que le llama la atención, pero llega el momento que dice el
Espíritu Santo, me voy.
“De una misma boca proceden bendición y
maldición. Hermanos míos, esto no debe se así- ¿Acaso alguna fuente echa por
una misma abertura agua dulce y amarga? Hermanos míos, ¿Puede acaso la higuera
producir aceitunas, o la vida higos? Así también ninguna fuente puede dar agua
salada y dulce”. (Santiago 3:10-12)
Es triste cuando una persona que esta
cerca de las manos de Dios es atacada por el enemigo, pero es mas triste cuando
esa persona que fue atacada se queda ahí tirada, esperando que sea levantado o
que simplemente ahí se quiera quedar, los planes de Dios siempre están dentro
de sus manos, la perfección es ÉL, las cosas que pasan son porque así Dios lo
quiere.
Una noche al despertar un joven
emocionado se levanto, le dio los buenos días a Dios, le agradeció por el día
que le había regalado nuevamente, su día transcurrió normalmente, pero sintió
un extraño vacío en su interior, pero sin darle la mas mínima importancia
siguió su rutina de trabajo, se sentía raro, sentía que algo le hacia falta,
alguien que lo había estado acompañando por mucho tiempo, no le tomo
importancia, pensó, que no era nada importante, pero al llegar a su habitación,
y querer encontrarse con su mejor amigo
“El Espíritu Santo” se había dado cuenta que se había marchado, que por esa
noche no lo podría encontrar, el joven
desesperado, empezó a llamarlo por toda su habitación, a recordarle los momentos
tan bellos que habían pasado juntos en ese lugar, pero ese llamado fue en vano,
el corazón del joven estaba destrozado, no podía comunicarse con su amigo,
contarle como le había ido en su día, que había hecho, y simplemente el joven decidió
ponerse a pensar, en que le había fallado a su amigo para que reaccionara así,
y de pronto empezaron a recorrer las lagrimas por sus mejillas y empezó a
hablar con Dios, comenzando a pedirle perdón, porque el joven había fallado,
pero en su corazón sabia que había un Dios tan poderoso y que empezó a hablar
antes con Dios, empezó a pedirle perdón y se postro ante Él, porque este joven
ya no podía más, sentía que su vida se terminaba, sentía ese gran vacío en su
interior, no tenia palabra para expresarse ante Dios, quería pedirle perdón de
una y mil maneras y llego un momento en el que su amigo apareció nuevamente y
con un abrazo le dijo, nunca me fui, siempre estuve ahí, el que se me abandono
fuiste tú, no yo.
Nuevamente el Espíritu Santo estaba
ahí, y el joven empezó a platicar con ÉL, decirle como se sentía, que había
tenido un día muy divertido, pero que había sido diferente, porque se había
sentido solo sin su compañía, y le dijo, lo sé, vi que intentaste buscarme pero
no me encontrabas, me buscabas para escribir, pero simplemente te sentías
frustrado que no estuviera ahí, pero sabes, lo más importante es que,
nuevamente podemos platicar, ahora sabes que no puedes servir a dos amos, o que
no puede salir agua salada o agua dulce de una misma fuente, o que no puedes
ser frio, ni tibio, porque ahí es cuando yo cambiare de lugar y no podre estar
en donde tu estás.
Hermano, tú que estas leyendo esto,
¿Por qué lo leíste? ¿Por el titulo? ¿Por que te llamo la atención? ¿Por qué
quieres aprender más sobre Jesús? ¿Por qué?
Tal vez, te sientas incapaz de
acercarte a Dios, sientas que no puedes hablar con Dios por las fallas que
tuviste, o por cualquier razón ilógica que el enemigo te haya sembrado en tu mente o en tu corazón.
“Pero ahora,
aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley
y los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para que
todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron,
y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por
su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como
propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a
causa por haber pasado por alto, en su paciencia los pecados pasados, con la
mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y
el que justifica al que es de la fe de Jesús. ¿Dónde, pues, está la jactancia?
Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la
fe. Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la
ley. ¿Es Dios solamente Dios de los judíos? ¿No es también de los gentiles?
Ciertamente, también de los gentiles. Porque Dios es uno, y él justificara por
la fe a los de la circuncisión, y por medio de la fe a los de la
incircuncisión. ¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino
que confirmamos la ley”. Romanos 3:21-31
NUNCA, creas que Dios te va
defraudar, porque Él siempre estará dispuesto a levantarte, si tu lo quieres,
tendrá sus brazos extendidos para que te acerques a Él con toda confianza,
siempre escuchará tú oración, aun cuando sientas que no eres digno de Él,
búscalo, intenta acercarte a Él para que pueda escucharte, perdonarte,
consolarte y amarte, pero también pídele la ayuda del Espíritu Santo, para que
sea el quien interceda por ti.
Y de igual
manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como
conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Romanos 8:26
Cuando ya no puedas sostenerte más,
ARRODILLATE.
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