“Lo que pido de ustedes es amor y no sacrificios, conocimiento de Dios y
no holocaustos.” (Oseas 6:6)
En nuestra vida como cristianos siempre nos preguntamos qué es lo que
Dios quiere de nosotros, esperamos escuchar la voz de Dios diciéndonos que es
lo que espera de cada uno de sus hijos.
Pero no debemos complicarnos mucho para poder encontrar esta respuesta,
todo lo que Dios anhela de cada uno lo podemos encontrar escudriñando su
palabra
.
En este versículo de Oseas Dios deja claro que es lo que El espera de
sus hijos.
Dios espera de nosotros amor. Amor hacia él, Dios espera y quiere que
nuestro corazón sea completamente de Él.
“Ama al
Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con
toda tu mente” (Lucas 10:27)
Dios
quiere que nuestro amor sea únicamente de él. Muchas veces cometemos es error
de darle nuestro corazón a una persona, toda nuestras fuerzas, nuestra energía
la ponemos en esa persona.
En
muchas ocasiones no es una persona en la cual nosotros ponemos nuestro amor
sino en algo material, nos volvemos amantes de lo material. Lo único que llega
a importar en nuestra vida es tener una buena posición económica para poder
tener todos los lujos que nosotros queremos.
Pensamos
que solo con tener lo que nosotros deseamos o estando con la persona en la cual
hemos puesto todo nuestro amor, entonces nuestra vida será buena.
Llegamos
a creer también que si vamos a la iglesia unos dos días a la semana estamos
cumpliendo con nuestra vida como hijos de Dios y pensamos que estamos haciendo
bien las cosas.
Sin
darnos cuenta que en realidad ese no es el verdadero amor que Dios espera que
sus hijos sientan por él Dios
quiere que nuestro amor le pertenezca porque solo así podremos seguir su
voluntad, ese amor que sentimos por nuestro Padre nos hace aceptar cada
propósito que él tiene en nuestra vida.
Pero no
solamente nos hace aceptar su voluntad sino que también nos ayuda a que cada
día luchemos por ser mejores para él.
El ser
mejores para él también implica en ser mejores personas, estar en armonía con
nuestra familia.
Pero
muchos de nosotros hacemos lo contrario estamos más interesados por las cosas
del mundo, por todos aquellos problemas que nos rodean, decimos amar a Dios
pero en realidad no es así.
Pensamos
que con ir un día extra a la iglesia, dar más ofrenda de la acostumbrada o
aumentar nuestro tiempo de lectura resolvemos las faltas que hemos cometido
delate de Dios.
Pretendemos
que con todos estas “sacrificios” Dios perdonara cada error que hemos cometido.
Dios por
medio de su palabra nos dice que Él ya no quiere sacrificios, ya que muchas
veces estos sacrificios son superficiales, muchas veces los hacemos solo por
salir del compromiso.
En nosotros
no hay una verdadera entrega, hemos dejado a un lado a Dios por estar pendiente
de muchas otras cosas.
Si en
verdad amaramos a Dios cada falta, cada pecado, cada error nos doliera y en
lugar de hacer “sacrificios” actuaríamos diferente, en nosotros estaría el
firme propósito por no fallarle nuevamente a Dios.
Pero
este amor no se lo podemos entregar porque no nos hemos tomado el tiempo para
conocerlo más. Vamos a la iglesia escuchamos la palabra que ese día Dios tiene
preparada para nosotros, pero una vez que se ha terminado salimos de la iglesia
de la misma forma en la que entramos.
No
aprendemos de cada cosa de la que Dios nos ha hablado, no tenemos ningún
conocimiento de él y creemos que Dios esta solo cuando estamos en problemas y
acudimos a él para que nos lo resuelva.
Si en
verdad conociéramos a Dios o nos dedicáramos a conocer más de él. No dudaríamos
ni un segundo en entregar completamente nuestro corazón a él. Todo nuestro amor
seria para él.
La
primera prioridad de nuestra vida, la primera persona en nuestro corazón fuera
Dios. El primer propósito que tuviéramos seria agradarlo a él primero, buscar
siempre su voluntad. Lamentablemente muchos de nosotros hemos perdido este
sentido de búsqueda hemos dejado a Dios en el último puesto dentro de nuestro
corazón.
Pero
sabemos que Dios siempre nos está dando oportunidades y que cada día que él nos
permite de vida es un nuevo comienzo. Así que si aun no hemos hecho de Dios
nuestro primer amor; nunca es tarde para hacerlo comencemos a amar cada día más
a Dios a hacer las cosas por él y dediquemos mas de nuestro tiempo a conocerlo
a través de su palabra.
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