En mi iglesia, desde hace
unos días estamos organizando un evento juvenil. Hace unos meses, nos
encontrábamos en una rápida reunión, planeando por primera vez el evento.
Recuerdo que todos estábamos entusiasmados, y llenos de miles de ideas, que lo
único que faltaba era tener más bocas y oídos, para decir más ideas y
escucharlas respectivamente. Todo marchaba a la perfección, nos sentíamos en
una especie, de “ambiente celestial”,
en el cual el respaldo de Dios se podía sentir. Cuando de repente, uno de los jóvenes
que estaba en la reunión, nos dijo algo
que a todos nos puso la piel de gallina, tratare de citar sus palabras a
continuación: ¡Lo que se nos viene, no
es nada fácil, el enemigo se enojara con nosotros, por eso debemos de buscar
constantemente del Señor! Fue un mensaje de aviso, claramente de parte de
Dios. Pero parece que a mí, como dicen las abuelitas: “Me entro por un oído, y
me salió por el otro”
He
tenido una semana totalmente de “infarto”, he cometido errores increíbles, en
los cuales he afectado a personas que me rodean. A parte de eso, algo un poco
extraño ha pasado, pues con mi equipo de trabajo de universidad y con mi equipo de trabajo de la iglesia, he
tenido innumerables discusiones, que muchas veces se han tornado fuertes, hasta
hacerme pasar una de las peores semanas, y me han acarreado un buen número de
dolores de cabeza, depresiones, enojos, estrés, y una lista de nunca acabar.
Muchas veces me pregunte
porque, me había pasado todo eso, y me llegue a sentir una especie de
frustración, y la verdad viví unos días,
que nunca quisiera volver a vivir. ¿Te has sentido así alguna vez? ¿Estás
pasando por una serie de dificultades que ni sabes de dónde vienen? ¿Algunas veces sientes como una especie de resentimiento
hacia las personas que te han “amargado” la semana?
Pues hoy te quiero
compartir la respuesta a eso que estás pasando, bueno, la verdad es como un “slogan”
que nunca debes de olvidar, porque si lo haces, comenzaras a canalizar los
conflictos que tienes, contra las
personas que los provocan y esa no será la solución. Bueno eso es lo que
me sucedió a mí, de repente ya sentía insoportable la presencia de ciertos
compañeros de universidad con los que había tenido problemas, y Sí, ore al
Señor, para que me ayudara, pero su respuesta no llego en el mismo instante.
Sino que fue hace unos días, en realidad fue una respuesta, tipo recordatorio, en la
cual lo único que se me vino a la mente fue: “Porque no tenemos lucha
contra sangre y carne; sino contra principados, contra potestades, contra los
gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de
maldad en las regiones celestes. Efesios 6:12”.
Recuerdas lo que dijo aquel
joven en la reunión que te mencione,
prácticamente se había hecho realidad en mi vida. Sabes porque fue que me estrese,
perdí la paz, comencé a resentirme con los que me rodeaban a causa de los
problemas que me sucedían, fue porque me “OLVIDE”
que mi lucha no es contra carne ni sangre, pues NUNCA de los NUNCA debemos de
olvidar eso. El enemigo anda siempre buscando como hacernos caer, y lo peor aún
es que muchas veces lo logra, por ello a partir de ahora, no hagas como hice yo
con ese aviso de Dios, que “Por un oído
me entro y por el otro me salió” NO, al contrario no pierdas de vista que
es necesario que día a día te alimentes espiritualmente, y que busques
constantemente al Señor, pues al no tener lucha contra sangre ni carne, sino
contra las regiones celestes, la única forma de combatirlo es mediante el PODER
DE DIOS, no hay otra forma, y si lo haces así vencerás, y además de vencer, NO
la pasaras tan mal en medio de la prueba, pues Estarás tan lleno del Señor, que
su paz, gozo y cada uno de sus frutos nunca faltaran en ti.
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