“El corazón alegre hermosea el rostro; mas por el dolor del corazón el
espíritu se abate”. (Proverbios 15:13)
Es curioso que como seres humanos luchemos mucho por mantener nuestro
físico en buen aspecto, sin embargo el ámbito espiritual lo olvidamos por
completo.
Sé que muchos teólogos me pueden decir que el texto anterior no tiene
nada que ver con la vanidad y es cierto. Yo no hablaré de la vanidad del
cuerpo, para nada. Quiero este día, te pongas a pensar todo lo que haces por
mantener un buen aspecto. De igual manera, piensa si en realidad te da
resultado o no.
No quiero que esto se vea sin sentido o sin fundamento bíblico, para
nada. Mucho menos quiero apelar a tus emociones, porque eso es lo más fácil del
mundo. Un mensaje que apele a tus emociones, siempre tocará tu corazón. Sin
embargo, un devocional que confronte tu vida con la palabra de Dios, no apelará
a tus emociones, edificará tu corazón.
Esta ocasión es justo lo que espero con este devocional. El punto
clave de esto, es que hemos perdido el sentido de nuestra salvación. Te
preguntarás, ¿Qué tiene que ver el texto con la salvación? Te respondo fácil.
Cuando nosotros contamos con la paz de Dios en nuestro corazón, es muy difícil
que perdamos nuestra sonrisa. Si bien es cierto, las situaciones duelen, muchas
nos hacen llorar y otras nos preocupan. Tampoco nos vamos a poner a mentir en
cuanto a nuestros sentimientos. Pero, la
Biblia dice: “¿No es tu temor a
Dios tu confianza, y la
integridad de tus caminos tu esperanza?” (Job 4:6)
Como hijos de Dios, no podemos salirnos de los preceptos que nuestro
Padre nos ha mandado. Hay una parte en el texto de Job que es fundamental: “El temor a Dios es nuestra confianza”. Con
este texto podemos examinarnos la razón de nuestra inseguridad y nuestra falta
de fe en nuestro andar. ¿Conocemos el temor de Dios? Incluso, ¿Conocemos a
Dios? No crean que me he perdido con el primer texto, para nada.
“El principio de la sabiduría es el temor del SEÑOR; buen entendimiento
tienen todos los que practican sus mandamientos; su alabanza permanece para
siempre”. (Salmos
111:10) Con este Salmo iré concluyendo toda la idea. Nuestra belleza física
depende de nuestra confianza en Dios. ¿Por qué? Porque cuando no tenemos paz,
descuidamos todo lo que compete con nuestra vida.
Él único capaz de darnos esa preciosa paz es nuestro Dios. Ése Dios
verdadero, Santo, Justo y Perfecto. Pero, para tener esa paz, necesitamos
conocer, en verdad a Dios. Si no leemos Su palabra, nunca podremos mostrar la
belleza de Dios en nuestro rostro. Sólo mostrando la belleza de Dios, tendremos
realmente un buen parecido. No digo que hagas ejercicio, que no vayas a un buen
salón de belleza, al contrario. Sin embargo, de nada sirve todo eso, si no hay
paz en el alma. Dios te bendiga.
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