Es normal que como seres humanos nos
desesperemos cuando queremos algo y no lo recibimos en el momento que nosotros
lo queremos.
Muchas veces le pedimos a Dios cosas que quisiéramos
recibir lo más pronto posible y pasamos horas pidiendo a Dios por esa petición,
creyendo que si oramos sin cesar Dios nos dará eso que tanto añoramos en menos
tiempo.
Pero nuestra decepción viene cuando
ya ha pasado mucho tiempo y Dios no ha respondido a la petición que le hemos
hecho y nos comenzamos a desesperar porque aun no hemos recibido lo que
queremos e incluso llegamos hasta reclamarle a Dios por no responder pronto a
nuestra oración.
Pero Él atreves de su palabra nos
recuerda que las cosas no son como nosotros las queremos, sino cuando es el momento perfecto.
“Todo tiene su tiempo, y todo lo que
se quiere debajo del cielo tiene su hora.”
(Eclesiastés 3:1)
No debemos de desesperarnos porque
las cosas que le pedimos a Dios no llegan en el momento que nosotros queremos,
debemos saber esperar a que Dios responda esa petición.
Es muy importante que al hacer una
petición a Dios pidamos también sabiduría para saber esperar y sobre todo para
poder entender cuál es la voluntad de Dios, porque muchas veces nosotros vamos
a querer que Dios nos conceda algún sueño y nunca vamos a ver la respuesta,
pero es porque Dios sabe que lo que le estamos pidiendo no nos conviene y no va
a edificar nuestra vida.
“Porque mis pensamientos no son
vuestros pensamientos; ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.” (Isaías 55:8)
Muchas veces creemos que Dios no
escucha nuestras oraciones, porque no ha respondido a la petición que le hemos
hecho pero en Isaías 55:8 Él nos
dice que hay muchas cosas que nosotros anhelamos pero no están dentro de la
voluntad de Él dárnosla.
Debemos de aceptar la voluntad de
Dios tal y como venga ya sea que recibamos lo que estamos pidiendo o que la
respuesta sea negativa.
Tenemos que tener siempre presente que Dios
siempre busca lo mejor para sus hijos. Es por eso que también debemos pedirle
sabiduría a Dios para saber discernir y entender su voluntad.
Sepamos esperar la respuesta de Dios
a cada una de nuestras peticiones y si Él nos da una respuesta diferente a la
que esperábamos no nos desanimemos, si hemos recibido algo distinto a lo que
esperábamos; debemos tener la firme convicción que es lo que Dios quería que
recibiéramos y si es la voluntad de Dios es porque eso que Él no ha dado es lo
que nos conviene.
Solamente sepamos esperar; para todo
hay tiempo y es al tiempo de Dios que se
darán las cosas.
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