sábado, 15 de diciembre de 2012

¡Esperar!








Es normal que como seres humanos nos desesperemos cuando queremos algo y no lo recibimos en el momento que nosotros lo queremos.

Muchas veces  le pedimos a Dios cosas que quisiéramos recibir lo más pronto posible y pasamos horas pidiendo a Dios por esa petición, creyendo que si oramos sin cesar Dios nos dará eso que tanto añoramos en menos tiempo.

Pero nuestra decepción viene cuando ya ha pasado mucho tiempo y Dios no ha respondido a la petición que le hemos hecho y nos comenzamos a desesperar porque aun no hemos recibido lo que queremos e incluso llegamos hasta reclamarle a Dios por no responder pronto a nuestra oración.

Pero Él atreves de su palabra nos recuerda que las cosas no son como nosotros las queremos, sino  cuando es el momento perfecto.

“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.” (Eclesiastés 3:1)

No debemos de desesperarnos porque las cosas que le pedimos a Dios no llegan en el momento que nosotros queremos, debemos saber esperar a que Dios responda esa petición.

Es muy importante que al hacer una petición a Dios pidamos también sabiduría para saber esperar y sobre todo para poder entender cuál es la voluntad de Dios, porque muchas veces nosotros vamos a querer que Dios nos conceda algún sueño y nunca vamos a ver la respuesta, pero es porque Dios sabe que lo que le estamos pidiendo no nos conviene y no va a edificar nuestra vida.

“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos; ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.” (Isaías 55:8)

Muchas veces creemos que Dios no escucha nuestras oraciones, porque no ha respondido a la petición que le hemos hecho pero en Isaías 55:8 Él nos dice que hay muchas cosas que nosotros anhelamos pero no están dentro de la voluntad de Él dárnosla.

Debemos de aceptar la voluntad de Dios tal y como venga ya sea que recibamos lo que estamos pidiendo o que la respuesta sea negativa.

 Tenemos que tener siempre presente que Dios siempre busca lo mejor para sus hijos. Es por eso que también debemos pedirle sabiduría a Dios para saber discernir y entender su voluntad.

Sepamos esperar la respuesta de Dios a cada una de nuestras peticiones y si Él nos da una respuesta diferente a la que esperábamos no nos desanimemos, si hemos recibido algo distinto a lo que esperábamos; debemos tener la firme convicción que es lo que Dios quería que recibiéramos y si es la voluntad de Dios es porque eso que Él no ha dado es lo que nos conviene. 

Solamente sepamos esperar; para todo hay tiempo  y es al tiempo de Dios que se darán las cosas.



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