“Examínense para ver si están en la fe; pruébense
a sí mismos. ¿No se dan cuenta de que Cristo Jesús está en ustedes? ¡A menos
que fracasen en la *prueba!”
(2
Corintios 13:6)
Hemos abandonado las
escrituras, hemos dejado de lado lo que Dios nos ha establecido por órdenes de
hombres y por personas que dicen “Dios me da palabra”. Mis hermanos, palabra de
Dios sólo hay una: La Biblia, de ahí no hay nada más.
La suficiencia de la Biblia
en la vida de los hijos de Dios está siendo olvidada por falsas doctrinas y
sectas que lo único que quieren es vanagloriarse de sus edificios, de la
cantidad de gente que tienen en los edificios; lo peor de todo es que predican
prosperidad material. Cuando lo que nuestro Señor Jesús predicó fue la promesa
del Padre: La Salvación.
Es momento de ponernos bajo la lupa de la palabra de Dios
y evaluarnos si realmente estamos viviendo como Dios manda, o estamos viviendo
como un hombre quiere. Estar viviendo como un hombre quiere es pecado, ya que
tenemos primero a un hombre y no a Dios.
De igual manera, quedarnos solo con lo que en una predicación enseñan y no tener
comunión con Dios, es pecado. Quedarnos sólo con las citas que el predicar
dice, lo peor que ya en muchas iglesias ni se abre la Biblia, es una aberración
delante de Dios.
Debemos tener claro que la Biblia es la palabra de Dios.
Ningún hombre puede venir a jactarse de decir “Dios me da palabra” “Dios me
revela”, ya todo Dios lo ha dicho en Su palabra, ya Dios lo ha revelado todo en
Su palabra. Paremos ya de tanto show en las iglesias para atraer a personas.
Mejor, prediquemos esa palabra viva, eficaz y que es capaz de penetrar hasta lo
más profundo del ser humano: La Biblia.
“Mientras estaba aún hablando, he aquí, una
nube luminosa los cubrió; y una voz salió de la nube, diciendo: Este es mi Hijo
amado en quien me he complacido; a El oíd.” (Mateo 17:5)
Si con este texto, aún
ponemos un “pero” de a quién debemos escuchar, debemos hacer a Jesús nuestro
Señor, ya que lo que estamos haciendo es idolatrar hombres. Lee de nuevo el
texto, está más que claro a quién debemos escuchar, a Jesús.
La palabra que
debemos escuchar es la Biblia y sólo la Biblia. No digo que Dios no ocupe
humanos para hablar, claro que sí. Pero, no hay más palabra de Dios que la
Biblia. Es por ello que debemos estudiarla, creerla y vivirla.
Ya no seamos cristianos sin
Cristo. Debemos convertirnos de nuestros malos caminos, humillarnos,
arrepentirnos y vivir como Dios manda en la Biblia.
Evaluémonos bajo la lupa de la Biblia y veamos
si en realidad somos hijos o religiosos. ¿Cómo me evaluó? Fácil: Abre tu
Biblia, estúdiala y deja que Dios te hable.
Dios te bendiga.
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