Apacentando
Moisés las ovejas de Jetró su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a
través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. Y se le apareció el
Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio
que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo:
Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. Viendo
Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés,
Moisés! Y él respondió: Heme aquí. (Éxodo 3:1-4)
Qué grandes cosas ocurren cuando te encuentras en un
desierto… ¿O no?
Al imaginarse un desierto y qué hay en él, pues es más
que evidente que lo primero que se viene a la mente es: Arena y mucho, mucho calor,
¡Ah! casi lo olvido, piedras, escorpiones, serpientes, y otra multitud de
insectos.
Luego de que Moisés huyó de Egipto, ya había encontrado
hogar con su suegro Jetró. Un día común y como de costumbre, llevó a apacentar
las ovejas de su suegro al desierto. Imagínate a Moisés antes de salir de casa,
se bañó, peinó, tomó su morral y fue a su trabajo, mas nunca se imaginó lo
grande que le ocurriría en el Desierto.
Fue necesario que Moisés estuviera un tiempo en el
desierto para que pudiera ver la gloria de Dios y, como ya sabes, no fue la
única vez que Moisés pasó por el
desierto, sino que años después, él ni tenia idea de que la mayor parte de su vida
la pasaría ahí.
Pero no solamente Moisés pasó por ahí, sino que también
muchos otros grandes profetas. Lo que sí es que TODOS los que pasaron por el desierto, cuando salieron de él nunca
fueron iguales.
¿Qué desierto estas pasando tú ahora?
Quiero decirte que es necesario; es básico, que todos
pasamos por los desiertos, pero que PASEMOS, no que nos quedemos. Creo que no
hay persona que nunca haya pasado por un desierto. Pero ten por seguro que sea
cual sea el desierto que estés pasando, ya sea de salud, económico,
sentimiento, persona, sea cual sea, lo que importa es que saldrás de él. Eso sí, tienes que ser diligente, por
tratar de buscar el rostro de Dios en medio de ese desierto.
No es la solución enojarte con Dios, ni darte por
vencido y quedarte a vivir en el desierto. Sigue el ejemplo de Moisés, día a
día se esforzaba en su trabajo el cual era apacentar las ovejas en el desierto.
Hasta que le llegó su día, sin imaginarlo, Dios se le apareció en una zarza y
él tuvo su encuentro personal con el Señor.
Moisés después de que salió del desierto, nunca volvió a
ser igual. No te preocupes, ese desierto pasará, pero eso sí depende de ti,
pues es necesario que busques el rostro de Dios. El propósito principal de pasar por un desierto, no es que mueras, sino
que te acerques más a Dios y puedas pasar así, a otro nivel de intimidad con Él.
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