Ustedes no tienen, porque no se lo piden a Dios. Y
cuando piden, lo hacen mal, porque lo único que quieren es satisfacer sus malos
deseos. Ustedes no aman a Dios, ni lo obedecen. ¿Pero acaso no saben que
hacerse amigo del mundo es volverse enemigo de Dios? ¡Pues así es! Si ustedes
aman lo malo del mundo, se vuelven enemigos de Dios. ¿Acaso no creen que, como
dice la Biblia, “Dios nos ama mucho”? (Santiago 4:2-5)
Si hay algo por lo cual deberíamos de pedirle perdón a
Dios todos los días, es por desconfiar de Él. Tú me dirás “Yo confío de todo
corazón en el Señor”, sí, pero en aquella prueba dudaste si Dios te sacaría de
allí.
El gran problema del ser humano es creerse sabedor de
su propia vida. El hecho de hacer las cosas como “nos parecen” está mal ante
los ojos de Dios. Porque si bien es cierto que tú conoces tu propia vida, sólo
conoces hasta el día de hoy; en cambio hay un Dios, quien escribió tu vida, y la
conoce hasta el último día.
A veces le pedimos a Dios milagros de sanidad,
financieros, de trabajo, buenas notas en la universidad o en la escuela, pero
no le pedimos que haga un cambio en nuestro corazón. Le pedimos cosas pensando
en lo que nos haría feliz a nosotros, pero no pedimos cosas que harían feliz a
Dios.
Quiero que hoy con este devocional en verdad
aprendamos que “Dios nos ama mucho”, y debemos creerlo con toda nuestra fe.
Esta afirmación implica que a pesar de que por momentos el Señor no esté
hablando, debemos creer que en silencio está trabajando. Aunque te sientas
solo, cree que el Señor no dejará que sufras algo mayor de lo que puedas
soportar, escrito está.
Tenemos que aprender a pedir, no conforme a nuestras
satisfacciones personales, sino conforme a la voluntad de Dios.
Hay una canción de Rocío Crooke llamada “Al modo mío”,
que me ha hecho entender grandes cosas. Parte de la letra es así:
“Desde siempre
yo te miro, cuando has llorado, has reído, en cada área o situación. Muchas
veces me has sentido, otras piensas que me he ido, a la verdad siempre has
tenido mi atención. Solo que a veces oras mal, y no he podido darte lo que has
pedido porque Yo conozco qué es lo mejor. Porque tú miras el presente, pero el
futuro miro yo. Si quieres vivir en victoria, ten mi palabra en tu memoria. Yo
siempre permanezco fiel, soy quien le respondió a Moisés cuando se hallaba
frente al mar y el enemigo más atrás, pero a Mi nombre Él llamó, tocó el mar,
se dividió. Entonces qué dificultad tendría para en ti obrar. Descansa en mí,
tendrás alivio, aprende que saldrá mejor, al modo mío.”
Quizás hoy Dios no te está diciendo “No te daré lo que
me pides”, sino más bien “Entiende que Yo sé lo que es mejor para ti”. No nos
enojemos con Dios cuando no hace lo que nosotros queremos, somos nosotros los
que deberíamos hacer lo que Él quiere. Necesitamos un cambio en el corazón, no
en la petición. No se trata de qué estamos pidiendo, sino de con qué propósito
lo hacemos.
Aprendamos a orar. Derramemos nuestro corazón ante
Dios, en total sinceridad, aún con todo nuestro dolor y cargas, Él nos
abrazará. Quien te creó no anhela más que verte feliz como hijo e hija que eres
de Él.
El primer paso es creer verdaderamente que Dios nos
ama mucho (Juan 3:16). El segundo, es saber que conoce cada parte de nosotros
(Mateo 10:30). Tercero, creer que nunca nos desamparará (Hebreos 13:5). El
cuarto, reconocer que el Señor pude suplir tus necesidades, no sólo tus
caprichos (Filipenses 4:19). Y por último, saber que Dios tiene un futuro
hermoso para Sus hijos (Jeremías 29:11) y que todo lo que nos suceda en nuestra
vida terrenal, será usado siempre, siempre para nuestro bien (Romanos 8:28).
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muchas veces pensamos qe aasemos lo correctoo pero finalmnte no estamos agradnado a Dios...
ResponderEliminargracias por esa palabraa qe a sii de mucha Bendicion para mii vidaa... LOS BENDIGOO EN NOMBRE DE NUESTRO PADRE...