¿Sabías que tu corazón es el órgano más importante dentro de tu cuerpo? En el corazón está nuestra vida y es donde se encuentra todo lo que somos, es decir, lo que nos identifica como personas. Es el que se encarga de llevar la sangre a todo el cuerpo, la sangre es la vida; ésta es la vida física. Pero, también Lucas 6:45 y Mateo 15:19 nos hablan del corazón de otra forma. Espiritualmente es el corazón donde se encuentra lo bueno y lo malo dependiendo de lo que cada uno de nosotros permita, esto es vida o muerte, maldición o bendición.
¿Alguna vez te has preguntado, cómo es que podemos herir o nos pueden llegar a herir tanto? Proverbios 4:28 nos dice: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.”
Este versículo nos habla tan claramente de cómo Dios nos exhorta a que guardemos nuestro corazón de ¡¡Todo!! Y con decir todo es TODO (sentimientos, orgullo, altivez, rencor, etc.). La Biblia dice que lo que entra en el hombre no es lo que contamina, sino lo que de él sale. La naturaleza del hombre está encaminada a lo malo. Es por eso que el versículo termina diciendo algo que es de suma importancia para cada uno de nosotros: de él mana la vida (del corazón). ¿Sabes quién es la vida? Su nombre es Jesús y como lo dice Juan 14:6: El es el camino, la verdad y LA VIDA. Gracias a Él es que nosotros tenemos vida y un corazón que es lo que nos mantiene vivos, vivos tanto física como espiritualmente, pero es necesario que lo aceptes en tu corazón y que dejes que ahí viva.
Ahora sabes por qué el corazón es tan importante.
Mi pregunta para ti es ¿Cómo se encuentra tu corazón en este momento? Podrías responder muchas cosas como "está bien", "está dolido", "está lleno de orgullo", etc. Pero, ¿Sabes algo? Dios conoce cómo realmente se encuentra tu corazón (Lucas 16:15).
Como sea que esté tu corazón, a Dios sólo le importa una cosa: ayudarte; y por eso nos enseñó lo necesario para mantener nuestro corazón sano.
1. Aceptar a Cristo en nuestro corazón: Él empezará a hacer Su obra en ti. Arrepiéntete de lo malo, pídele que te perdone y te limpie de toda maldad.
“Pues si ustedes reconocen con su propia boca que Jesús es el Señor, y si creen de corazón que Dios lo resucitó, entonces se librarán del castigo que merecen.” (Romanos 10:9)
“Pero si reconocemos ante Dios que hemos pecado, podemos estar seguros de que él, que es justo, nos perdonará y nos limpiará de toda maldad.” (1 Juan 1:9)
2. Deja de hacer las cosas que sabes que no son buenas: “Por eso, ya no vivan ni se conduzcan como antes, cuando los malos deseos dirigían su manera de vivir.” (Efesios 4:22)
3. Comienza a hacer lo bueno: Lo que a Dios le agrada. Cuando tú comiences esto, será más fácil dejar atrás todo aquello que te estorba.
“Así que aléjate de la maldad y haz siempre lo bueno, así te quedarás para siempre en la tierra prometida. Dios ama la justicia y jamás abandonará a su pueblo. ¡Siempre lo protegerá! Los suyos vivirán para siempre en la tierra prometida, pero los malvados y sus hijos serán destruidos por completo.” (Salmos 37:27-28)
“No se dejen vencer por el mal. Al contrario, triunfen sobre el mal haciendo el bien.” (Romanos 12:21)
4. Mantente firme y diligente: O sea, alimenta tu corazón leyendo Su palabra (la Biblia), asistiendo a una iglesia según Su voluntad, relaciónate con personas que te edifiquen y sobre todo comparte lo que Dios ha hecho en tu vida.
“Mientras llego a visitarte, sigue leyéndoles la Biblia a los miembros de la iglesia, y no dejes de animarlos ni de enseñarles.” (1Timoteo 4:13)
5. Si fallas en alguno de los 4 pasos anteriores, ve al paso #1, vuelve a empezar, no importa cuántas veces lo hagas, es una lucha constante, lo importante es saber levantarse y seguir adelante.
“No importa cuántas veces caiga, siempre se levantará. En cambio, el malvado cae y no vuelve a levantarse.” (Proverbios 24:16)
Hacer estos pasos te asegurará un corazón sano, físicamente y espiritualmente. Una vida libre de pecado, vivirás siempre en victoria, Dios estará siempre contigo y cumplirá todas Sus promesas.
“Quien sólo vive para pecar, recibirá como castigo la muerte. Pero Dios nos regala la vida eterna por medio de Cristo Jesús, nuestro Señor.” (Romanos 6:23)
"Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios". (Mateo 5:8)
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