sábado, 13 de agosto de 2011

Tocando en la gran orquesta



Hermanos, les pedimos que sean considerados con los que trabajan arduamente entre ustedes, y los guían y amonestan en el Señor. Ténganlos en alta estima, y ámenlos por el trabajo que hacen. Vivan en paz unos con otros. Hermanos, también les rogamos que amonesten a los holgazanes, estimulen a los desanimados, ayuden a los débiles y sean pacientes con todos. Asegúrense de que nadie pague mal por mal; más bien, esfuércense siempre por hacer el bien, no sólo entre ustedes sino a todos. Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús. No apaguen el Espíritu, no desprecien las profecías, sométanlo todo a prueba, aférrense a lo bueno, eviten toda clase de mal. Que Dios mismo, el Dios de paz, los santifique por completo, y conserve todo su ser —espíritu, alma y cuerpo— irreprochable para la venida de nuestro Señor Jesucristo. El que los llama es fiel, y así lo hará. 1 Tesalonicenses 5:12-24


Mi ministerio en la iglesia es el de alabanza, yo en algún tiempo fui el líder de todos ellos. Mi función era la de coordinar, ver, desarrollar, ensayar, vigilar, todas aquellas cosas que un líder de alabanza ejerce. También soy músico y cantante en el ministerio. Durante todo este tiempo he aprendido que para que un buen grupo de alabanza funcione o más bien una orquesta funcione, debe de haber armonía entre cada uno de sus miembros al igual que en los instrumentos. La orquesta no ensaya una o dos veces, ensaya las veces que sean necesarias para buscar una perfección en su sonido y que no haya ninguna falla como por ejemplo: que un instrumento este desafinado, que ninguno se adelante etc.


Así mismo somos cada uno de nosotros, Pablo les estaba dando las últimas instrucciones a los miembros de la iglesia de tesalónica en la primera carta a los tesalonicenses 5:12.


Respetar a los líderes.


Ejemplo: Muchas veces en la iglesia se da lo que la biblia llama murmuración. Murmuramos, chismeamos, no nos aguantamos las cosas que el líder hace, decimos, hablamos  “Qué barbaridad con éste, no está haciendo bien su trabajo” “Que esto, que lo otro” siempre quejándonos del líder, llegamos a tal grado de hablar mal de él. Joven acuérdate que Dios lo puso ahí por alguna razón.  Una persona no nace siendo un líder perfecto. Acuérdate que todos somos humanos, eso quiere decir que por lo tanto también tenemos fallas y errores. La biblia dice que ellos se esfuerzan mucho para enseñarles a vivir su vida cristiana. Así que si vemos alguna falla o un error, no lo juzguemos, no murmuremos, en cambio debemos de ayudarle a esforzarnos los unos a los otros, tratándonos con amor. Decirnos “siempre oro por ti” ayuda mucho al líder, recuerda que nuestro papel es obedecer al líder, aunque nos cueste trabajo hay que hacerlo. Y acuérdate siempre hay que tenerles respeto.


Reprender a los que no hacen nada, animar, apoyar, y tener paciencia.


Ejemplo: hay personas que viven en la llamada pereza espiritual, quizás muchas veces o en la mayoría de los casos, no buscan un papel en donde encajar, son tímidos, no ponen esa iniciativa de su parte. A este tipo de personas hay que animarlas a que hagan algo por la obra de Dios, hacerles ver que con su ayuda podremos avanzar un poquito más, que a Dios le gustaría que ponga sus manos en el arado. Si se encuentra desanimado por alguna prueba que pasó o porque le falló a Dios, hay que animarlo a seguir adelante, porque nosotros sabemos muy bien que en la vida cristiana no todo es color de rosa, más bien es una constante lucha no con sangre ni carne, sino con principados y potestades, con toda hueste de maldad.


Así que no nos demos por vencidos, el Señor Jesucristo no murió en una cruz para darnos por vencidos y no creer en su sangre. Más bien murió para creer que por medio de su sangre podemos salir victoriosos de cualquier prueba y lucha, de cualquier tentación que el enemigo nos quiera poner en nuestro camino. ¡Así que vamos con todo! Palabras como éstas son las que una persona desanimada, necesita. Hay que apoyarnos mutuamente para poder ser como una orquesta que van todos al mismo ritmo, que si se frena uno y no se sabe la nota, entre todos hay que ayudarle a buscarle esa nota que le hace falta, tenernos paciencia ante estas situaciones, que si uno no se supo la canción, pues bueno aquí estamos, dejamos de tocar nuestro instrumento para poder ayudar a esa persona que necesita de nuestra ayuda.


Hacer el bien.


Nuestro papel es hacer el bien, somos hijos de Dios, no debemos de pagar con la misma moneda todas las cosas que sufrimos. Jesús nos enseñó a que si nos dan una bofetada tenemos que dar la otra mejía, muchos dirán “soy cristiano, pero no tonto”. El Señor no quiere que tú seas como estas personas, sé manso, predica con tu ejemplo, nos cuesta mucho aguantarnos lo que nos hacen, burlas, gestos, indiferencias, golpes. Pero recuerda que Jesucristo aún siendo golpeado, aún siendo escupido y burlado nunca se paró y dijo “A ver, a ver quién quiere unos golpes de mi puño”. Si Él no lo hizo ¿Por qué nosotros lo hacemos? Acuérdate que buscamos día a día ser como Jesucristo, y todas las cosas que nos hagan, nuestro Padre celestial tomarán cartas en el asunto y pondrá castigo a todos aquellos que nos hagan mal. Como dirían “no busques justicia de tu propia mano” más bien espera.


Estar contentos, ser agradecidos, orar en todo tiempo.


Esto es lo que espera Dios de nosotros, como cristianos que somos. Estar contentos en todo tiempo, van a haber pruebas y luchas, pero ni eso ni nada debe de apartar el gozo que tenemos cada uno, ese gozo que solo Jesucristo nos puede dar por medio de su Espíritu, eso no quiere decir que nunca vamos a llorar, nunca vamos a sufrir, al contrario, con todo esto el Señor quiere vernos sonreír, ser agradecidos con cada prueba que venga, porque con esto nos acercamos mas a Dios, porque con esto estamos más de rodillas, porque con esto oramos fervientemente, porque con esto nos ponen a prueba, porque con esto aprendemos una cosa más, porque con esto sé que Dios me tiene en cuenta, porque con esto sé que aumentará mas mi fe, porque con esto Dios me enseñará que puedo vencer. Demos de buscarle siempre el lado bueno a las pruebas.

Debemos de aprender a conectarnos con Dios en oración en todo tiempo, en la casa, escuela, trabajo, en cualquier parte. Esto no quiere decir que estemos en la calle y nos arrodillemos en un lugar a orar. Dios es tan perfecto que nos ha dado la mente para poder comunicarnos con Él, estar caminando y estarle contando a Dios lo que hiciste el día de hoy, tu experiencias, lo que sentiste, lo que te puso triste, etc. Eso es lo que espera el Señor, que lo busquemos, que le hablemos, que lo tengamos en cuenta.


A mí en lo personal me fascina hacer esto, estoy hablando no con mi mente, sino con mis labios, estar ahí hablando con Dios en cualquier momento, ya aprendí que puedo estar quizás haciendo cola esperando las tortillas, haciendo mis maquetas, mis planos, sé que es cualquier momento puedo hablar con mi mejor amigo porque sé que El está ahí dispuesto a escucharme.


No alejar al Espíritu, ser irreprensibles, rechazar lo malo.


Muchas veces nos descuidamos y caemos en el pecado, se ensucia nuestra alma, mente y corazón con tantas cosas que le metemos, cosas que no agradan a Dios en lo absoluto, porque son cosas que son abominables ante su presencia, cosas como estas apartan al Espíritu de nosotros, impiden que la voluntad de Dios se manifieste en nuestra vida, impiden que las bendiciones empiecen a llegar, que las promesas se vean cortadas. Si estamos en esa situación, lo primero que hay que hacer es comprometernos con Dios y con nosotros mismos en hacer lo posible para cambiar eso que no agrada a Dios, buscar la raíz de todo esto que me hace pecar y apartarlo de nuestra vida. Si sé que mirar esto me va a hacer caer, ¿Para qué rayos lo voy a ver? Son cosas que no me van a llenar, cosas que no me van a hacer crecer espiritualmente, porque en este mundo o creces o te quedas o eres frío o eres caliente. Acá no hay nada de tibio, ¡NO! Tienes que ponerte las pilas, llenarte de cosas que te llenan de bien.


Acuérdate que caminamos rumbo a la perfección, rumbo a la santidad, es como una escalera que día a día escalamos, un paso arriba, otro arriba y otro y otro, pero cuando llega la tentación cedemos y todo lo que ya habíamos avanzado de nada nos sirvió porque ahora ya estamos otra vez desde el inicio. Este sentimiento es terrible y cuesta mucho volver a empezar. Pero que maravilloso es nuestro Dios que aún siendo pecadores, El nos ama, y nos da la fortaleza para volver a levantarnos.


No todos tocamos los mismos instrumentos, unos tocan los de cuerda, unos los de viento, todos tenemos diferentes funciones, está en nosotros poner de nuestra parte para que la melodía suene adecuadamente, si es necesario ensayar mil veces para que suene bien hay que hacerlo. Si por alguna razón me atrasé en la nota, debo de poner de mi parte para preguntar en que parte de la canción están. Ahora todos somos parte de esta orquesta ¿Estás tocando al mismo ritmo que todos? ¿Estás poniendo todo tu empeño para que suene en armonía? ¿Estás dando lo mejor de ti para que el Todopoderoso escuche lo bien que lo haces? Él nos ha elegido como parte de su orquesta. Él los eligió para ser parte de su pueblo.




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