¿Qué son en verdad las profecías y cómo saber si una profecía que me dieron es real?
Una profecía es una palabra dada de manera sobrenatural por el Espíritu Santo al creyente, de manera que el creyente habla de parte de Dios sin intervención de su propia sabiduría, entendimiento o razonamiento.
La Biblia dice claramente cuál es el propósito de las profecías: “…el que profetiza habla a los demás para edificarlos, animarlos y consolarlos.” (1 Corintios 14.3). Esos son los únicos objetivos posibles de una profecía: edificar, dar ánimo o consolar.
Por mucho tiempo yo viví rodeado de una denominación religiosa, la cual profetizaba, pero lo que decían que venía de parte de Dios, eran solo cosas malas, acaso Dios dirá cosas malas ¿? O hablará de muerte, cuando Él habla de VIDA ¿? Es absurdo, y muy irónico, siempre me decían cosas como: tendrás un accidente, si no te congregas con nosotros te pasaran cosas malas, todo para beneficio de ellos. Nunca puede ser el propósito de una auténtica palabra profética el dirigir la vida de otros. Por eso toda la profecía debe ser juzgada por la iglesia según nos instruye la palabra: “En cuanto los profetas, que hablen dos o tres, y que demás examinen con cuidado lo dicho”. (1 Corintios 14.29).
Ahora bien, como la Biblia nos dice: “no desprecien las profecías, sométanlo todo a prueba, aférrense a lo bueno” (1 Tesalonicenses 5.20-21), vemos que existe tanto el peligro de desechar una profecía auténtica, como de creer una profecía sin haberla examinado correctamente.
¿Cómo podemos juzgar, entonces, si una profecía es real o falsa?
Deberíamos de verificar que cumpla dos condiciones esenciales. Primeramente, tiene que estar de acuerdo con las Escrituras. Debemos buscar en la Biblia una confirmación de la profecía porque el Espíritu Santo es el autor de las Escrituras, y Él nunca podría contradecirse a sí mismo.
Porque te paso a comentar, hace unos meses estuve en una casa de oración donde tuve la oportunidad de predicar, pero dentro del círculo de hermanos en Cristo, había una hermana que “profetizaba”, bueno, muy contento, como suelo ser, esperando a lo que me diría el “Espíritu Santo” acabó de orarle a Todos los que se encontraban allí, y yo siendo el ultimo, no me profetizo, al final cuando acabamos y estábamos por irnos a casa, me saludo la persona y me dijo “No le oré porque de verdad yo no le conozco”, ¿Qué me dio a entender entonces con eso?, que realmente no habla de parte del Espíritu Santo, porque si fuese así, sin o con conocerme lo hubiese hecho, cosa que no fue así, desde entonces yo deje de creer en las profecías, pero eso fue un error, yo tengo que irme a las Escrituras y allí ver, cuan cierto o cuan falso puede ser esto, en segundo lugar, debemos verificar si esa palabra profética lleva a edificar al pueblo de Dios. Como vimos al principio, si la palabra viene del Señor, debe ser para edificación.
Nunca actúes en función de una profecía que te han dado sin antes buscar la confirmación de otros hermanos. Ten en cuenta que Pablo en 2 Corintios 13.1 nos dice “Todo asunto se resolverá mediante el testimonio de dos o tres testigos”. Y fundamentalmente, antes de aceptar una palabra profética para tu vida, recuerda que si efectivamente viene de parte del Señor, debe tener confirmación de la Biblia, que es ciertamente y sin lugar a dudas Palabra de Dios.
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