domingo, 7 de agosto de 2011

Escrito está


Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Romanos 8:37

Uno de los pasajes más famosos y dicho por todo cristiano. Ganamos, somos vencedores, tenemos la victoria, somos invencibles, pero ¡Qué difícil parece creérnoslo cuando el diablo se mete en el medio a estorbar!

Sabes, hace unos días el diablo se metió en mi vida de una forma que jamás me había pasado. Quiso jugar con mis sentimientos e intentó lastimarme. Creo que sabes de lo que hablo, porque el enemigo eso es lo que quiere: lastimarnos. Me enoja, me da ira. Lo único que yo me preguntaba era “¿Por qué a mi?” ¿Por qué tienes que elegirme a MI para lastimarme?”, ahí me di cuenta que a toda persona que está trabajando en el camino del Señor, el diablo lo molestará.

Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu de Dios. Luego de superar diversas pruebas, sin haber comido nada, estando “solo”, indefenso podríamos llegar a pensar: el diablo quiso atacarlo. Mentira tras mentira el diablo quería engañar a Jesús, quería hacerlo sentir solo, abandonado, sin poder, y lo que me sorprende es que Jesús le decía: Escrito está, y citaba un versículo de la Palabra para responderle. Escrito está, escrito está eran sus respuestas. (Lucas 4:1-13) Y al final del pasaje dice: “El diablo le puso a Jesús todas las trampas posibles, y como ya no encontró más qué decir, se alejó de él por algún tiempo.” (Jajaja, me gusta reírme en esta parte) ¡El diablo no encontró más que decir y se alejó!

Cuan distinto sería todo para nosotros si cada vez que el enemigo nos ataca le dijéramos: ¡Escrito está, vete! Y eso fue lo que hice hace unos días. El enemigo me atacó donde más me duele, porque él conoce nuestras mentes y allí es donde busca meterse, y logró quitarme lágrimas de dolor. Sí, lloré, pero luego me dije ¿Por qué lo hago si él no merece mis lágrimas? El diablo no merece tus lágrimas, el diablo no merece que tú, un hijo de Dios, caigas, el diablo no merece verte sufrir. ¡No lo merece!

Entonces empecé a repetir en mi mente “Mi misma, soy vencedora por medio de Aquel que me ama”, “Mi misma, escrito está que Dios peleará por mi”, “Mi misma no llores, el enemigo no lo merece”, “Mi misma perdona y sigue adelante”. Cuando tú dices, repites y declaras estas palabras, el diablo no encontrará más que decir. Se alejará de tu vida por un tiempo.

¿Por qué por un tiempo solamente? Ojalá pudiéramos hacer que desapareciera para siempre. Pero mira, te contaré una historia para que entiendas.

“Un joven que vio cómo un alacrán se estaba ahogando, decidió sacarlo del agua, pero cuando lo hizo, el alacrán lo picó. Por la reacción al dolor, el joven lo soltó, y el animal cayó al agua y de nuevo estaba ahogándose. El joven intentó sacarlo otra vez, y otra vez el alacrán lo picó. Alguien que había observado todo, se acercó y le dijo: “Perdone, ¡pero usted es terco! ¿No entiende que cada vez que intente sacarlo del agua lo picará?”. El joven respondió: “La naturaleza del alacrán es picar, y eso no va a cambiar la mía, que es ayudar” Y entonces, ayudándose de una hoja sacó al animal del agua y le salvó la vida.”

La naturaleza del diablo es picarte, atacarte, lastimarte, hacerte caer porque él mismo es un ángel caído. Pero tu naturaleza es levantarte, luchar, alejarlo, gritarle, vencer. Si el diablo quiere picarte, no dejes que eso cambie tu naturaleza de vencedor. ¡No se lo permitas, no lo merece! ¿Estás preparado para vencer como Jesús? Pues aquí tienes para decirle al enemigo ESCRITO ESTÁ:

“Uno solo de ustedes puede hacer huir a mil enemigos, porque tal como lo prometió, nuestro Dios pelea por ustedes.” Josué 23:10 ¡Escrito está!

“No se dejen vencer por el mal. Al contrario, triunfen sobre el mal haciendo el bien.” Romanos 12:21 ¡Escrito está!

“El Señor te concederá la victoria sobre tus enemigos. Avanzarán contra ti en perfecta formación, pero huirán en desbandada.” Deuteronomio 28:7 ¡Escrito está!

Así como nunca te pondrías una camisa color violeta con un jean color verde porque no combinan; no dejes que el diablo te vista de dolor, cuando tienes que estar vestido de alegría ¡Simplemente no combina! ¡No va contigo ser un perdedor! A partir de hoy no le regales al enemigo tus lágrimas, levántate. Si Dios ha construido todo lo que el diablo quiere quitarte, jamás logrará hacerlo. Lo que el Espíritu de Dios ha plantado en ti, el enemigo no podrá quitarlo. Y tu naturaleza de vencedor, que es lo que él más te envidia, no podrá arrebatártela nunca.



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