Si en verdad eres salvo, di amén

La seguridad de tu salvación en la vida eterna, inicia con recibir a Jesús como tu salvador personal. ¿Solo con hacer la oración? ¿Solo con repetir? No, ninguna de las dos cosas. En algún momento pudiste haber leído una oración en un tratado o repetirla, pero ¿Lo hiciste con fe en Jesús? ¿Lo hiciste con plena conciencia? ¿Se ven los frutos del espíritu en tu vida? ¿Has dejado la amistad con el mundo? No quiero hablarte de otra fe u otra doctrina, simplemente de si estás seguro que eres hijo de Dios o no lo eres.

Leemos en la Biblia: Juan 18:36 Pilato entonces le dijo: ¿Acaso, eres tú rey? Jesús respondió: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz. La claridad con la que Jesús habla a Pilato es sorprendente.

Este es el primer paso que quiero que nos evaluemos: ¿Escuchamos la voz de Dios?Pero, cómo sé si es la voz de Dios, cómo sé si Dios me habla. Es mejor que nos preguntemos ¿Conocemos a Dios? ¿Conocemos en verdad a nuestro pastor?

Leemos en Juan 10:27:30 - 27 Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen, 28 y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre y nadie las arrebatará de mi mano. 29 Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre. 30 Yo y el Padre somos uno.

Con esto podemos comenzar  a evaluarnos, si en realidad conocemos a Dios o no. En Dios no hay términos medios, o somos sus hijos o no lo somos, o es sí o es no. Dios no tiene “Hijos caídos” No denigremos a Dios diciendo que nos fuimos un momento al mundo, pero ya regresamos ¡NO! O somos sus hijos o no lo somos. La voz de Dios es clara en nuestra vida cuando lo conocemos. Cuando no lo conocemos no escuchamos su voz y hacemos lo que queremos  y nos vale. Pero, si le conocemos no es de esa manera.

Leemos en la Biblia en Juan 8:42 Jesús entonces les dijo: Si Dios fuese vuestro Padre, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que Él me envió. ¿Amamos a Dios? ¿Seguimos a Dios? ¿Escuchamos a Dios? ¿Guardamos la palabra de Dios? Me pueden decir, eso es difícil, es probable que lo sea, pero si no has cambiado nada, es porque estás luchando en tus fuerzas y no conoces al Padre, todo lo que el Padre puede hacer en nuestras vidas.

Leemos en la Biblia en Juan 8:43 "¿Por qué no entienden lo que digo? Porque no pueden oír Mi palabra.La verdad, la Palabra, o sea Jesús es el que nos va contraponiendo nuestras creencias a lo que realmente debemos creer. Si seguimos pensando que nosotros somos buenos, de hecho le digo, nos falta conocer al Padre.

Leemos en la Biblia Job 42:5-6 De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven. Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y en ceniza.  Si seguimos pensando que somos buenos, si nos amamos tal cual somos, si decimos “Yo soy una gran persona” Es porque Dios no nos ha tocado nuestro corazón. No hemos conocido en verdad la verdad, o sea Jesucristo.

Pueden decir: Es que ese no es el plan de salvación. Sí lo es. Solo que más detallado. Luego veremos los versículos que nos funcionan para evangelizar, aunque ya los sabemos de memoria, pero no los vivimos.

Una prueba más del por qué si hablamos solo de lo buenos que somos como seres humanos, de lo carismáticos que somos, de lo solidarios que somos, eso es pecado delante de Dios.

Leemos en la Biblia en Juan 8:44 "Ustedes son de su padre el diablo y quieren hacer los deseos de su padre. El fue un asesino desde el principio, y no se ha mantenido en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, habla de su propia naturaleza, porque es mentiroso y el padre de la mentira. Sé que todo esto puede parecerte “duro” pero esta es la verdad que nuestro Señor Jesucristo nos manda a predicar. Esta es la verdad que nos contrapondrá si en realidad hemos nacido de nuevo o no. No podemos seguir diciendo “Yo he” “Yo soy” Estamos hablando de nuestra propia naturaleza, nuestra naturaleza pecaminosa. Eso es justo lo que satanás es, o sea mentiroso, príncipe de este mundo y hará que hables de ti de ti  y de ti. Hará que no le des la gloria a Dios. Eso es pecado.

¿Si soy hijo de Dios o sea que no peco? No, no es eso. El resultado de ser hijo de Dios te llevará a que odies el pecado, a que te de asco el pecado. Te llevará a que detestes los frutos de este mundo. Por ello, leemos en la Biblia en 1ª de Juan 5:18 Sabemos que todo el que ha nacido de Dios, no peca; sino que Aquél que nació de Dios lo guarda y el maligno no lo toca.Debemos entender que si somos hijos de Dios, Él nos da la fuerza para decir no al pecado. ¿Esto es perfección? ¡no! La perfección de Dios, nos perfeccionará si le conocemos, si es nuestro Padre, si nosotros somos sus hijos. Él nos apartará de situaciones que nos lleven a pecado. O sea que el hará todo por mi ¡No! Leemos Josué 1:9 (Ya lo podemos por eso no lo escribo) Debemos estar en comunión con Él. No podemos decir ser sus hijos y seguir siendo los mismos de antes. Si eres hijo de Dios el mundo te aborrece, porque vas contra lo que ellos dicen que es bueno. Vas contra lo que ellos predican, o sea la mentira.

Otra cosa que debemos tener clara es que no hay “Hijos caídos” Leemos en 1ª de Juan 2:19 Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros.

 Ellos son hijos de su Padre el diablo, lo dice la Biblia en 1ª de Juan 3:8 El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha pecado desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó con este propósito: para destruir las obras del diablo.El propósito de Dios es santificarnos. Es por ello que si somos sus hijos no podemos seguir viviendo como antes, no podemos seguir haciendo lo mismo, no podemos seguir amando al mundo, no podemos seguir con la misma música, no podemos seguir hablando igual. Entendamos, si somos sus hijos debe haber frutos del espíritu  en nosotros. Solo los que somos hijos damos fruto en Dios.

Leemos en la Biblia en Gálatas 5:22-23  Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,  mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.Ésta es la balanza de Dios. En un lado estás tú y en el otro Jesús. ¿Son tus frutos dignos de arrepentimiento o de la carne? Leemos en la Biblia Gálatas 5: 16:21 “ Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.  Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.  Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.  Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,  envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios ¿Entonces no habrá ningún salvo? No, no es eso. El detalle que no hemos entendido que no somos salvos por el amor de Dios, somos salvos por misericordia, por gracia. Es verdad que Dios es amor. Es verdad que por amor Dios entregó a su hijo para que si creemos en Él tengamos vida eterna.  Si fuésemos salvos solo por el amor de Dios, todo el mundo sería salvo, sin necesidad de nada.

Es por ello que leemos en Efesios 2:8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe, y esto no de vosotros; pues es don de Dios;También en Romanos 10:9 Que si confesares con tu boca al Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.En este momento no es tarde para entregarnos a Jesús. En este momento podemos rendirnos delante de Dios. Podemos pedir perdón por nuestros pecados. Es momento de despertar y darnos cuenta que toda la gloria es de Dios y para Dios.



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