La obediencia

La Biblia dice en Proverbios 12: “El que ama la corrección, también ama el conocimiento; ¡hay que ser tonto para no aprender del castigo!” (TLA)

En muchas partes de la biblia nos mencionan lo importante que es obedecer a Dios. Conocemos las historias de múltiples personajes que nos han dejado una enseñanza debido a su obediencia y/o en caso contrario, a su desobediencia. La forma en la que Dios manifestó su poder para que ellos pudieran entender lo que Él mismo les pedía.

Pero… ¿Qué es lo que hace cambiar una conducta no deseada en obediencia?  ¿Tiene algo que ver el castigo en la conducta? Investigando en libros de psicología que había llevado en la prepa, encontré sobre el castigo y la manera de cómo este puede hacer cambiar una conducta no deseada.

El castigo es el precio que se paga por una conducta no deseada y sirve de amenaza para conseguir la adhesión a ciertas normas. El castigo provoca la disminución de una conducta porque el suceso que le sigue es un estímulo aversivo por ejemplo: el faraón en los tiempos de Moisés, no entendía que el pueblo de Israel tenía que ser liberado de la esclavitud, Dios le envió varios castigos (plagas) para que pudiera entender y así cambiar esa conducta nada favorable.

Dios no quiere que lleguemos al castigo para que nosotros aprendamos a obedecerle, Dios no quiere que el día de mañana nosotros tengamos que recurrir al castigo, más bien yo creo que el anhelo de Dios es que nosotros sintamos el deseo de día a día seguir haciendo su voluntad como hijos suyos.

¿Es necesario tener que pedir a Dios que cada día amemos el conocimiento y que realmente aprendamos de la corrección? La respuesta es sí, muchos de nosotros aún no aprendemos a amar la corrección en su totalidad, dice la Biblia en proverbios 13: “El hijo sabio acepta que su padre lo castigue; el hijo malcriado no permite que le llamen la atención”. Tenemos que ser sabios para aceptar la corrección, ¿Cómo ser sabios? Temiendo a Dios,  recuerda que el principio de la sabiduría es el temor a Jehová.

Muchos jóvenes aún son malcriados, no aceptan para nada la corrección, son inmaduros, no quieren aprender, les importa poco el crecer en conocimiento y hacer lo correcto. ¿Eres tú uno de estos?

No permitas que el castigo llegue a tu vida, antes bien obedece a Dios y ámalo, entonces tu vida será bendecida y agradable ante sus ojos. 

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