lunes, 17 de octubre de 2011

La dirección


Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti. Salmo 32:8

Hay momentos en nuestra vida en los que no estamos seguros a dónde vamos. Son instantes en los que, por ejemplo, no creemos en lo que Dios ya ha declarado sobre nuestras vidas. Perdemos la fe y como consecuencia, la dirección.

Hace mucho tiempo me sentía perdida, como cuando vamos por una carretera y de repente no sabemos a dónde ir, ni a quién seguir, o cómo ubicarnos.

Estaba en un momento en el que le preguntaba a Dios: ¿Cuándo será?, preocupándome demasiado por lo que Dios había dicho sobre mi vida. Sentía una voz como esas que anuncian otro capítulo de una serie: ¿Qué pasará con…?. Encontré la respuesta en el versículo que hoy leemos.

¿Cuántas veces queremos trazar nuestro propio mapa? Sabemos que Dios ha declarado varias cosas acerca de nuestra vida, pero nos dejamos llevar por las dudas y terminamos sintiéndonos perdidos.

Creemos que tenemos el timón del barco cuando en realidad el que se supone que lo tenga es Dios.

En este mundo hay millones de personas, y es normal que a veces nos sintamos casi inexistentes; que pasemos desapercibidos, que nadie nos vea, ni nos salude, ni nos pregunte cómo nos encontramos.

A mí me ha pasado. Por eso me hace bien este versículo. Me recuerda que Dios sí me está mirando y tiene cuidado de mí. Cuando recuerdo eso, encuentro dirección.

¿En qué dirección crees que va tu vida?, ¿Cuán frecuentemente meditas con el Señor sobre los planes que tienes? Siempre pídele a Dios dirección en tu vida, es preciso que marque el camino que debes seguir, pídele que quieres escuchar su voz con mayor claridad, que aumente tu fe, que quieres confiar plenamente en Él, sabiendo que todo lo que permite en tu vida es lo mejor. 

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