Yo honro a los que me honran y humillo a los que me desprecian. 1 Samuel 2:30
Dios honra a los que le honran. El no va olvidar las semillas de lealtad que tú siembres. El las multiplicara y te las devolverá en una cosecha de bendición. Malaquías 3:17 dice que en el día en que El actúe, tú serás para siempre un tesoro especial.
Para siempre, reflexiona en esto por un momento. Al honrar a Dios con tu vida y tus labios, tú entras en una esfera de bendición que te llevará literalmente a una eternidad para explorar. Una vez que comiences a tener esa clase de perspectiva eterna sobre las cosas, verás que es una falta de madurez enorme enojarte con Dios cuando las cosas temporales no salen exactamente cómo y cuándo tu las quieres. Tú verás que tu lealtad debe ser ante todo a Dios, aun cuando las cosas parezcan están yendo mal.
Por eso determina en tu corazón ser leal a Dios en cada palabra que hables hoy y todos los días. Decide de una vez por todas que nada en su vida es tan esencial como honrar a Dios. Sigue honrándole y hablando palabras de fe. Eso te traerá liberación en esta vida. Y en la eternidad, así tu estas satisfecho de haberlo hecho.
Lee y medita: Salmo 61
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