Dios también tiene sentimientos.

Vituperios, azotes, escupitajos, burla… Todo eso sufrió nuestro Señor por amor a nosotros. Dios entregó a su único hijo porque nos amó y nos sigue amando. Cuando tu mejor amigo se siente mal por algún problema busca hablar contigo y tú buscas estar para él. También, tú confías en tu amigo porque sabes que tienes un apoyo.

Este día quiero que entendamos que Dios también tiene sentimientos. Escuchando una alabanza de Pablo Rosales que lleva por nombre Dios también tiene sentimientos, de ahí nace el título de la meditación, analicé que nosotros, muchas veces, no hemos llegado a comprender quién es Dios.

Dios quiere que le ames como loco. Dios te quiere amar más y más todos los días. Cuando la Biblia dice: Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón porque de el mana la vida. Te lo dice porque lo tienes que guardar para Dios. Lo tienes que proteger para Dios. Es verdad que muchas veces nos lastiman las personas, incluso dentro de la congregación. Pero ahora es cuando Dios quiere que quites la mirada de tu líder y que la pongas en Jesús.

El Salmo 23 dice: El señor es mí pastor nada me faltará (…) Si Dios es en realidad nuestro Pastor, es momento que confiemos plenamente en Él. Siempre nos hemos jactado que tenemos un Dios poderoso, un Dios increíble, un Dios sobre natural. Pero ¿Lo creemos en verdad? ¿Confiamos, en verdad, que nuestro Pastor no nos dejará perecer? Esa pregunta es la que tenemos que confirmar ahora.

Cada vez que preferimos otra cosa antes que Dios, le estamos diciendo que no es importante, que no es lo suficiente bueno para nosotros, que hay un amor más grande que Él. Es momento que reflexionemos nuestras actitudes. La Biblia dice en Mateo 6:21 “Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón” Nuestro mayor tesoro tiene que ser ese gran e incomprensible amor que una vez se dio por todos nosotros para que tengamos salvación en la vida eterna. Es tiempo que comprendamos la razón del por qué es nuestro, único, amigo fiel.

Él conoce nuestro corazón, Él conoce nuestros sueños, Él conoce nuestros sentimientos, Él conoce nuestros sufrimientos, Él conoce nuestras debilidades;
aún así Él quiere conocernos más. Dios quiere que lleguemos y platiquemos con Él.

Si tu aún no le conoces, es momento que le abras la puerta de tu corazón, clames a Él, pidas perdón por tus faltas y conocerás el más grande amor que jamás ha podido existir. Dios también tiene sentimientos. Amémosle y comprendamos que Él tiene que ser nuestro más grande tesoro. Si le hablamos, siempre está. Es momento que también nosotros estemos para Él.


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