Y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?. Lucas 24:5
Angustiados, abatidos, tristes y solos se sentían los discípulos luego de haber visto a su Maestro ser sepultado. Perdieron la fe, parecía como si las palabras que Jesús les había dicho hubieran sido olvidadas, como si se las hubiera llevado el viento.
A primera hora de la mañana del primer día de la semana, María y otras mujeres fueron hacia el sepulcro para llevar unas especias que habían preparado. Fueron con su ánimo caído, imaginaban ver a un sepulcro gris, cerrado por una gran roca y sin esperanzas.
¡Qué sorpresa fue la que se llevaron al ver que la roca estaba movida! María no se lo explicaba, su tristeza le había impedido recordar lo que Jesús había dicho sobre su resurrección. Entonces, fue allí que dos ángeles se aparecieron y le preguntaron “¿Por qué lloras?”. Creo que lo que los ángeles querían preguntarle era “¿Por qué has desconfiado de las Escrituras?¿Por qué has desconfiado de Dios?”.
<<¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?>> Lucas 24:5. ¿Por qué buscamos entre los caídos al Más Poderoso? ¿Por qué muchas veces necesitamos ver para creer y no creer para ver?. <<Porque aún no habían entendido la Escritura, que era necesario que él resucitase de los muertos.>> Juan 20:9. Era NECESARIO que Cristo resucitase. Él tenía que morir para luego vivir. ¡Tenía que vencer a la muerte!
<<Sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él.>> Romanos 6:9. La muerte no tiene ningún poder sobre nuestro Señor Jesucristo hermanos. Él quitó la muerte, y allí puso VIDA. (2 Timoteo 1:10).
Muchas veces como cristianos, frente a los problemas o situaciones difíciles de nuestras vidas, nos vemos abatidos como los discípulos. Muchas veces desconfiamos en que Dios nos quitará esa tristeza, pensamos que Dios nos ha abandonado. Y allí los ángeles nos preguntan nuevamente: ¿Por qué lloras?. Sabes que tienes un Dios para el que nada es imposible, ¡Confía ciegamente en Él!.
Jesús dio su vida por nosotros, nos amó aún antes de que nosotros existiéramos, y aún siendo pecadores, Él nos amó hasta el fin. ¡No hay muestra de amor más grande que aquella! Hermanos recordemos en este domingo, no sólo el sacrificio de amor más grande en toda la historia, sino que sólo en Él tuvimos, tenemos y tendremos VIDA; porque Cristo NO es un Cristo vencido, es un Cristo VENCEDOR.
<<Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros.>> Juan 20:19
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