“Estad pues firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estén otra vez sujetos al yugo de esclavitud.” Gálatas 5:1
¿Cuántos de nosotros no hemos sido liberados de las cadenas que un día nosotros mismos nos pusimos al estar jugando con nuestra salvación? El enemigo nos encadena, cuando le damos rienda suelta a nuestra carne, cuando ponemos en prioridad otras cosas más que a Dios, cuando dejamos que otras cosas llenen nuestra vida en lugar de ser llenados conforme la oración y conforme la búsqueda constante de su Espíritu Santo.
La gran mayoría de todos nosotros hemos salido de cadenas tan gruesas, que sólo el poder de Dios pudo habernos librado de aquellas que nos ataban.
Esas cadenas fueron pecados, fueron pecados que nos ataban, fueron pecados que no nos dejaban vivir la libertad de Cristo en nuestra vida, esas cadenas estaban tan grandes que inclusive pesaban en nuestra vida, no podíamos caminar correctamente en los caminos de Dios, y me atrevo a decir que vivíamos en una vida de hipocresía, esas cadenas no nos dejaban caminar con libertad.
Pero un día nosotros le pedimos a Cristo que arrancara todo lo que nos esclavizaba, que quitara todo lo que nos perjudicaba, todo lo que no nos dejaba vivir una vida en rectitud, conforme a lo que a Él le agrada.
No dejemos que el enemigo vuelva a engañarnos haciéndonos volver a esas cadenas…¡¡YA NO!! No nos confiemos de que como ya no tenemos cadenas, sea un error decir que ya no busquemos a Dios, ¡CUIDADO! el enemigo anda tras nuestros huesos.
1 Pedro 5:8.- “Sed sobrios, y velad; por que vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”
Busquemos a Dios en oración, en ayuno, en la lectura de su palabra, no nos descuidemos porque algún día si nos confiamos, si dejamos de buscar a Dios, entonces satanás nos pondrá de nuevo esas cadenas y quizás podrá ser la última oportunidad para regresar a los pies de Cristo de nuevo. Cuida tu salvación, la salvación que un día hizo Jesús por cada uno de nosotros no es un juego, guárdate en Santidad y en integridad.
Porque cada vez que caemos en el mismo pecado, estamos burlando a Dios y ofendiendo su nombre, sigue el camino de rectitud, haz lo correcto.
Para terminar esta reflexión, piensa siempre antes de caer en el pecado que Jesucristo te dice:
“Yo he dado mi vida por ti, para que vivas en libertad, para que vivas conforme mi Voluntad, no te he llamado a una vida de esclavitud, no te he llamado al pecado, más bien te he llamado a la salvación, yo te creé para mi adoración, porque eres mi especial tesoro, cada vez que caes me duele, me duele que desprecies tanto amor que tengo por ti, tu eres mi hijo (a) amado, nunca lo dudes, en la casa de mi padre muchas moradas hay, y hay una especial para ti, persiste, sé fuerte, yo estoy contigo, yo soy el que te fortalece, el que anda detrás de ti como poderoso gigante, TE AMO, mi valiente guerrero”
Punto de reflexión:
¿Todavía no has dejado que Cristo quite toda cadena en tu vida?
¿Qué estas esperando?
¿Estás persistiendo en el camino de Cristo?
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