Deja que Dios te abrace

Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. (Mateo 5:4)

No quiero escribir con palabras complicadas, este devocional. Tampoco quiero que parezca un profundo estudio bíblico, no digo que todo eso este mal. Pero, ahora quiero ser tan sencillo y demostrar el amor de Dios en estas palabras.

Los seres humanos, somos seres llenos de sentimientos, Dios así nos creó. Pero, muchas veces nuestros sentimientos nos traicionan, mucho más cuando de tristeza se trata.

Satanás querrá meter en tu corazón la depresión. Querrá lograr que no te pares más de esa situación. Te acusará, te llenará de temor y frustración. Pero, por nada del mundo permitas que se meta todo en tu cabeza.

Hay otra cosa con lo que debemos tener mucho cuidado; y es con los malos consejos que escuchamos de algunas personas. Muchos de ellos te dirán que te rindas y que no sirves para nada. Cierra tus oídos a todas esas palabras y presta atención a lo que Dios quiere decirte.

La palabra de Dios es muy clara, Dios quiere consolar nuestra tristeza, pero no sólo consolar: la quiere transformar en gozo, paz, paciencia, etc., de nosotros depende que eso suceda. ¿Por qué? Porque si le creemos a Dios las promesas que tiene para nosotros, allí será todo muy diferente.

Yo no niego que no existan momentos de debilidad y de cobardía en nuestras vidas, lamentablemente los hay. Debemos entregarnos más a Dios. Debemos rendirnos más a Dios. Dejémonos abrazar por Dios. Dejemos que sea Dios quien nos lleve por el camino perfecto. Ya no seamos nosotros en nuestras propias decisiones.

Debemos rendirnos por completo a Dios. Debemos abrazar ese bendito amor que Dios nos tiene. No escuchemos voces que quieran atormentar nuestra vida. Escuchemos la voz de Dios. Escuchemos la voz de Dios en Su palabra. Leamos la Biblia, creamos la Biblia y vivamos la Biblia.

Vamos, no te rindas, lucha en el amor de Dios. Ten fe en Dios. Créele a las promesas de Dios. Cree que Dios te abrazará cuando tus lágrimas caigan por tus mejillas. Dios no te dejará solo. Dios estará contigo todos los días de tu vida. Vive para Dios, piensa para Dios, trabaja para Dios, haz todo para Dios.

Vamos, vamos, vamos levanta tu cabeza. Deja que sea Dios quien levante tu cabeza. Sé que duele, sé que lloras, pero deja que sea Dios quien transforme toda esa tristeza en gozo de una vez y para siempre.

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