De hecho, en el evangelio se revela la justicia que proviene de Dios, la cual es por fe de principio a fin, tal como está escrito: “El justo vivirá por la fe.” (Romanos 1:17) (NVI)
Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá. (Romanos 1:17) (RV1960)
El Reino de Dios lo conformamos los hijos de Dios. Si los hijos de Dios, los justos, “vivirán por la fe”, significa que el Reino de Dios (y su justicia) son revelados por fe y para fe. ¿Qué quiere decir? Que sin fe no podemos pertenecer a Dios. Sin fe, dice la Palabra, es IMPOSIBLE agradar a Dios.
Y esto no se trata de “creer en Dios”, sino de “creerle A Dios”, conocerle, obedecerle.
La Biblia fue inspirada por Dios, fue escrita por hombres que tenían fe en su corazón: de ahí “se revela POR fe”. Pero Dios no quiso que solamente leamos la Biblia como un libro, Dios quiso que a través de Su Palabra, Creamos en Él, adoptemos el carácter de Cristo, cambiemos nuestro estilo de vida, vivamos para Él, y por sobre todo para aumentar la fe en nosotros: de ahí “se revela PARA fe”, para fe de nosotros los hijos de Dios.
Le pedí al Señor que me revelara por qué Él trabaja “por fe y para fe”. Y me hizo ver la parábola del grano de mostaza. Creo que es una parábola muy conocida, pero no interpretada del todo.
“Jesús también les hizo esta comparación: - Con el reino de Dios pasa algo parecido a lo que sucede con la semilla de mostaza. A pesar de ser muy pequeña, cuando un hombre la siembra en su terreno, crece hasta convertirse en la más grande de las plantas del huerto. Llega a ser tan grande como un árbol, y hasta los pájaros hacen nidos en sus ramas.” (Mateo 13:31-34)
Una semilla pequeña de mostaza, del tamaño más pequeño que un grano de arroz, hace brotar una planta de hasta 5 metros de alto. Pero, no lo hace de un día para el otro. El crecimiento de esta planta, es un proceso. Es por eso que Jesús comparó al reino de Dios con este crecimiento: Porque nuestra fe, también lleva un proceso.
La pequeña fe no es la que hará grandes cosas. La pequeña fe no es la que conquistará el reino de los cielos junto con lo que el enemigo ha robado. La pequeña fe no es la que le corresponde a los hijos de Dios. La verdadera fe es aquella que lleva un proceso, aquella que comienza siendo un pequeño grano, pero confiando en Dios se transforma en algo gigante. La verdadera fe está en aquellos que cuando leen la Palabra de Dios, pueden percibir y emocionarse incluso, con las palabras de los sencillos hombres que POR FE trataron de enseñarnos cómo aumentar nuestra fe.
Somos tan ciegos tantas veces. Es cierto que hasta la más pequeña fe agrada a Dios, pero no podemos conformarnos con eso. No podemos como hijos del Rey decir “Sí, Dios me ha sacado del alcoholismo, de las pandillas, me ha sanado… pero si vieras, ahora tengo problemas económicos y no sé qué hacer…” ¡Eso es pequeña fe! Eso es creerle a Dios cuando nos conviene.
Dios quiere que los justos vivamos por fe. Su palabra lo declara: los justos por la FE y sólo por la FE, vivirán. Pero no por esa fe pequeña, sino por la FE dispuesta a crecer. Debes de dejar de vivir en esa mediocridad de creerle a Dios “a veces sí y a veces no”. Tienes que afirmarte en la Palabra de Dios.
Sube tu nivel de fe. Pasa de fe pequeña, a fe mediana, a fe grande, a fe inmensa, a fe incomparable. En Marcos 9:24 un hombre le dice a Jesús “Señor, yo creo, pero AUMENTA MI FE”. ¿Cuán seguido le pides a Dios que aumente tu fe? Si tu respuesta es “Nunca” o “Casi nunca”, te invito a que lo hagas hoy.
La Biblia es clara en sus declaraciones, si somos justos mis príncipes y princesas de Dios, debemos vivir por fe y dejar a un lado esas dudas. Dios no te ha dejado solo o sola, sólo espera que de una vez por todas te rindas a Él y entiendas que sin una FE verdadera, no lo vas a agradar.
“Porque ustedes tienen tan poca fe -les respondió-. Les aseguro que si tienen fe tan pequeña como un grano de mostaza, podrán decirle a esta montaña: "Trasládate de aquí para allá", y se trasladará. Para ustedes nada será imposible.” (Mateo 17:20) NADA será imposible para nosotros, si tenemos la fe pequeña como un grano de mostaza PERO dispuesta a crecer.
Si tan sólo tendríamos una pequeña fe, y le dijéramos “Señor, aumenta mi fe”, Él haría cosas imposibles por nosotros, para nosotros, y a través de nosotros. Este es el día en que tomes una decisión: Aumentas tu fe o vives en mediocridad.
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