Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. (Eclesiastés 3:1)
“Si quieres hacer reír a Dios, haz planes”
Esa frase la decía un muy querido profesor mío, que hace poco se fue con el Señor. Si hay algo que recuerdo de ese humilde hombre, es que en todas sus clases nos recordaba “Si quieren hacer reír a Dios, hagan planes”. Y esto lo entendí cuando conocí más a Dios.
Nuestra vida ya está escrita. Dios la puede ir modificando, pero sólo Él sabe los planes que tiene para nosotros. Entendí que si planeamos y planeamos lo que haremos mañana, pasado mañana, la semana siguiente, en 5 años, en 10 años, solamente haremos reír a Dios porque Él es quien verdaderamente hará lo que quiera en nuestras vidas.
Lo bueno es que Dios nunca hará nada que no sea utilizado para nuestro bien, escrito está. Pero ahora bien, lo que me llevó a hacer este devocional, es que veo tantos cristianos afligidos, desesperados, expectantes, preocupados por lo que pasará o no en sus vidas. Si hay algo que Dios no quiere que sus hijos carguen, es ansiedad.
“Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes.” (1 Pedro 5:7) Una cosa es organizar tu agenda, a dónde irás, con quién te reunirás, eso está perfecto porque Dios es un Dios de orden. Pero otra cosa muy distinta, es estar preocupado por si te irá bien, si te irá mal, si vas a decir una palabra de más, si te van a rechazar, si no te van a mirar bien, si vas a hacer el ridículo. Esas son cosas que Dios quiere que le entregues a Él, porque Él cuida de ti.
“Hay un tiempo para toda obra y un lugar para toda acción.” (Eclesiastés 3:17) Todo aquello que anhelas en tu corazón, se cumplirá conforme a la Voluntad de Dios. Él es un Padre enamorado de los sueños de Sus hijos, pero hace las cosas a Su tiempo. Si te apresuras, te equivocarás; si te tardas, no habrá marcha atrás. Pero si esperas en Dios, toda obra será a su tiempo, toda acción tendrá lugar y todo lo que hagas te saldrá bien.
“Hay un tiempo para toda obra y un lugar para toda acción.” (Eclesiastés 3:17) Todo aquello que anhelas en tu corazón, se cumplirá conforme a la Voluntad de Dios. Él es un Padre enamorado de los sueños de Sus hijos, pero hace las cosas a Su tiempo. Si te apresuras, te equivocarás; si te tardas, no habrá marcha atrás. Pero si esperas en Dios, toda obra será a su tiempo, toda acción tendrá lugar y todo lo que hagas te saldrá bien.
“-Marta, Marta -le contestó Jesús-, estás inquieta y preocupada por muchas cosas.” (Lucas 10:41) No te lo digo yo, te lo dice Jesús: Estás inquieto/a, preocupado/a por muchas cosas. ¿Qué es lo que te preocupa? ¿Qué carga de ansiedad llevas? ¿No crees que sea hora de descansar en Jesús?
Ya no pierdas la oportunidad de aprovechar el presente por preocuparte de tu futuro. Mira a tu alrededor, hay personas que te necesitan. Hay personas que necesitan tu ayuda, que necesitan que les hables del amor de Dios. Deja ya de pensar en el “qué pasará” y ocúpate del “qué está pasando”. No desesperes, tu futuro está en manos de Dios.
El “presente” es un presente porque es un regalo de Dios, no lo desperdicies más.
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