viernes, 6 de enero de 2012

Ya paremos...


Al ver la confianza de Pedro y de Juan, y dándose cuenta de que eran hombres sin letras y sin preparación, se maravillaban, y reconocían que ellos habían estado con Jesús. Hechos 4:13

Tanta excusa ridícula para no servirle a Dios: No puedo, no soy capaz, me vio mal el hermano, el líder no me saludo, no tengo para el pasaje del autobús, etc, etc, etc.

No justifico las malas acciones de las demás personas. Tampoco digo que no te puedan llegar a dañar. Pero, sí, hay un enorme “pero”. ¿Ven que Juan y Pedro se pusieron a llorar por ser iletrados y no tener preparación? Pedro, dijo mil cosas, hizo mil cosas, sí. Pero, renegarle a Dios que no iba a poder, nunca lo hizo.

Nosotros todos los días nos quejamos por cosas tan insignificantes. Dejamos de servirle a Dios, dejamos el ministerio por cosas tan insignificantes. ¡Ya paremos! Dios no es ningún mediocre. Dios es Dios.

Pedro y Juan, en este momento se estaban exponiendo a que los mataran, a que los agarraran de diversión. A que los dieran como comida de las bestias y muchas cosas más.

Pero, estos dos hombres tenían la seguridad de quién estaba con ellos en ese momento. Ellos sabían que Dios estaba parado delante de ellos, peleando la buena batalla.

Ya es momento de creerle a Dios. Insisto mucho en esto, porque nosotros nos jactamos de llamarnos cristianos, pero a la hora de la batalla, la mayoría, corren sin rumbo y despavoridos.

Dios no es Dios derrotas. Dios es un Dios de victorias.

¿Tienes temor porque otros con más títulos llegaron a pedir el empleo? Te respondo con la Biblia:

Hechos 6:10 “Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba”. No, tu temor no es porque lleguen otros con más títulos, es porque has estado lejos de la presencia de Dios y no sabes si contarás son Su favor. Si tienes ese temor ahora ve, arrodíllate, pide perdón y confía en Dios.

Hechos 1:8 “Pero recibirán poder cuando el Espíritu Santo venga sobre ustedes; y serán Mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra."  Tengamos una verdadera comunión con Dios. Dios no nos dejará, pero nosotros dejamos a Dios. Ya no dejemos de último lo que tiene que ser primero.

Ya no digamos “Dios eres mi última esperanza” eso es pecado. Si somos hijos de Dios, sabemos que Dios es la primera y la última esperanza. Puesto que Él es el principio y el fin.

Este no es un simple mensaje motivacional. Es un mensaje para que pienses, te evalúes conforme a la palabra de Dios y veas lo que tienes que cambiar.

Recuerda que la Biblia hay leerla, creerla y vivirla.

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