¡Qué sabrosos son los chismes, pero cuánto daño causan! Proverbios 18:8
No sé si a ti te ha pasado de escuchar a alguien hablar chismes y decir “Ay, pero es tan sólo un chisme inocente, no hace mal a nadie…”. Lo cierto es que no sabemos si realmente hace o no hace mal a nadie.
Hoy te estoy hablando a ti, que sé que te has visto envuelto en chismes. Quizás habías depositado tu confianza en alguien que era chismoso y te decepcionó; o quizás tú heriste a alguien que confiaba en ti, cuando sin pensarlo, hablaste a sus espaldas.
¿Algún chisme te ha separado de Dios? ¿Has herido a alguien porque hablaste mal de él/ella? Aquí te dejaré unos versículos que quizás puedan ayudarte:
PERDONA o PIDE PERDÓN: “Dejen de estar tristes y enojados. No griten ni insulten a los demás. Dejen de hacer el mal. Por el contrario, sean buenos y compasivos los unos con los otros, y perdónense, así como Dios los perdonó a ustedes por medio de Cristo” (Efesios 4:31-32).
Si algún palabrerío te ha hecho daño, perdona a aquella persona. Dice la Biblia, que de la abundancia del corazón habla la boca, quizás esa persona no ande bien con Dios, pero si tú lo estás, debes aprender a perdonar. Quizás no han hablado mal de ti, sino de otros miembros de la iglesia, pero eso te llevó a pensar que mejor te fueras de allí para no salir más herido. Perdona a esa persona y vuelve a la iglesia o busca alguna otra, recuerda que sirves a Dios no a tu líder.
Si tú has lastimado, si cometiste el error de hablar mal de alguien, no esperes más y pide perdón. En el fondo de su corazón, la otra persona está esperando una disculpa. A veces las heridas cuestan de sanar, pero si nos hemos arrepentido, la otra persona merece saberlo. Así que ve y dile que lo sientes, te aseguro que aunque no lo demuestre en un principio, notará que tus disculpas son sinceras.
¡NO TE ALEJES DE DIOS!: “El que habla mucho no sabe guardar secretos. No te juntes con gente chismosa” (Proverbios 20:19). El proverbio dice “No te juntes con gente chismosa”, no “NO TE JUNTES CON DIOS”. Me duele, me lastima ver cómo muchos se van de la iglesia por chismes. Hermano, hermana, sé que hacen daño los chismes, pero ¿Dios tiene la culpa? ¿Dios quiere que dejes de asistir a Su casa porque alguien que tenía malas intenciones en su corazón se interpuso? ¡Claro que no!
Los chismes no son inocentes. Los chismes no son cosas de Dios. Pero tú sí eres de Dios, no le des el gusto al enemigo de separarte de Él. Si te has alejado de la iglesia, si tienes rencor y dolor aún, deja que Dios sane la herida. Perdona, pide perdón, y vuelve a empezar. Dios, quien te ama, te está esperando en donde lo dejaste. No te juntes con gente chismosa, pero sí júntate con Dios.
Recuerda: Ni tu líder, ni tu pastor, ni un hermano, murieron en la cruz por ti; fue Jesús. No dejes que te separen de servirle.
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